Conforme a la definición de la Organización Mundial de la Salud, la salud es: "un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedad o dolencia".
O sea, que si te levantas por la mañana y no eres persona hasta que te duchas con agua muy caliente y te tomas dos cafés cargados, si no te acuerdas donde dejaste las llaves o las gafas y no te quiere ni tu madre, no estás sano por mucho que el médico diga que no te pasa nada.
Menos mal que los médicos españoles se pasan esta definición de salud por el Arco de Triunfo que si no estarían todos los trabajadores españoles de baja laboral.
Para cubrir este hueco entre el sano (según la definición de la OMS) y el enfermo (incapacitado para trabajar) se ha creado el concepto de "pre-enfermo", que es aquel que no está enfermo ni sano, sino todo lo contrario. El pre-enfermo (llamado a convertirse en el concepto central de la medicina preventiva), es un individuo que no está sano (conforme a la definición de la OMS, no está enfermo (conforme a la legislación laboral) pero que no está (como decía mi madre) "muy católico".
Antes de ser bautizado, el pre-enfermo, era el cliente objetivo de la medicina natural. Un cambio de dieta, un poco de ejercicio, agua abundante, un par de suplementos o un complejo vitamínico y en busca de la definición de la OMS. Después de que se le ha llamado pre-enfermo, pasa a ser cliente de la medicina médico-farmacéutica, es decir, pasa a ser alguien que recibirá medicinas no sólo cuando está enfermo sino "para evitar que lo esté". Un nuevo mercado para las multinacionales farmacéuticas.
P.D.: Habrá que ir cambiando refranes: "Si el trabajo es salud, viva la pre-enfermedad".
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