domingo, 7 de enero de 2018

292. Injusticia, violencia y hambre


Oigo con frecuencia, incluso de profesores de reputadas universidades de prestigio mundial que la única manera de acabar con la injusticia es combatirla mediante la violencia. Yo, sin embargo, no acabo de estar convencido.

Hemos recurrido a la violencia durante tanto tiempo que parece mentira que no nos hayamos dado cuenta ya de que no es una solución a los problemas humanos. Yo nunca he esperado que los políticos me solucionen nada. En realidad, me conformaría con que no me estorbasen, pero dado que esto es imposible (porque un político, por definición, es un señor que necesita hacer "algo" en ese período breve que va desde que termina de celebrar que ganó las elecciones hasta que empieza a prepararse para las siguientes), es mi obligación, como ciudadano, el protegerme a mí mismo y a mi familia de las consecuencias de estar gobernado por inútiles corruptos que creen que tienen que hacer "algo". Esto no sólo se puede hacer sin violencia sino que se tiene que hacer sin violencia, porque cualquier acto violento puede ser siempre contestado por una violencia mayor por parte de las autoridades, y entonces la batalla estará perdida antes de empezar.

Una de las mayores injusticias es que haya millones de personas que ni siquiera pueden alimentarse adecuadamente. En la mayor parte de los casos, porque las grandes multinacionales, a lo largo de la Historia, han corrompido a las autoridades para garantizarse el control. En cuanto a lo que creo que habría que hacer para eliminar el hambre en el mundo es organizar una revolución en nuestra relación con la comida, pasando de ser consumidores a productores. Esta revolución será contestada por la autoridades con enorme fiereza pues no es en el interés de quienes manejan a las autoridades (los cabilderos de los sectores alimentario y petrolífero) que el poder (el tener control sobre cómo se alimenta la población otorga un poder enorme) pase de las multinacionales a los individuos. De hecho, en numerosos países del mundo, incluído España, está prohibida la venta de alimentos si no son producidos por una empresa autorizada por la administración. Además, la producción de alimentos para consumo propio, al contrario de la compra en un supermercado, no es un hecho impositivo y con el elevado déficit público (provocado por la estupidez y por la corrupción de los distintos gobiernos), la mayor parte de los estados del mundo están desesperados y como estados desesperados toman medidas desesperadas, podemos contar con que las diversas administraciones intentarán, por todos los medios, convertir en ilegal la producción de alimentos para autoconsumo.

Y a pesar de lo que nos espera, hay que seguir adelante con esta revolución, amable y no violenta que cambiará la relación entre los ciudadanos y los poderes públicos y entre los consumidores y los productores. Un componente muy importante de la revolución no violenta de Mahatma Gandhi fue la negativa a consumir productos que hubiesen sido producidos por monopolios y oligopolios, sustituyéndolos por productos fabricados localmente. Esta política hay que llevarla al extremo tanto en los países desarrollados como, especialmente, en los países en vías de desarrollo. Estos últimos, tienen la mayoría de su terreno agrícola fértil dedicado a la producción de cultivos que consumen los países desarrollados, como café o caña de azúcar. Y no hay violencia mayor que obligar a alguien que vive en un país con escasos recursos a utilizarlos en producir alimentos que van a consumir otros.

viernes, 16 de octubre de 2015

291. Lo que haga falta.

Mi casa de España, situada en el primer piso de un edificio de dos plantas, se reformó mientras yo estaba viviendo en Bélgica. Conocía la trayectoria del constructor y tenía buena fama, pero nunca había hecho una obra para mí, así que tuve una conversación con él. Le manifesté mi desconfianza y la respuesta de Pepe, el capataz de la constructora, fue pronta y clara:

- Y si surge algún problema, ¿qué vais a hacer para resolverlo?
- Lo que haga falta.

Entregué la llave al constructor y dos meses después me la devolvió, junto con una factura (con IVA, por supuesto). La obra estaba terminada a tiempo y dentro del presupuesto.

Caroline Jacobs, directora de RRHH de la empresa holandesa ZF Marine todavía se está recuperando de la impresión que le produjo Lo, un solicitante de empleo que entrevistó hace unos días. ZF Marine es una empresa especializada en la fabricación de propulsores cuya factoría holandesa está situada en una isla en la confluencia del Lek con el Nieuwe Maas aquí. Como podéis ver, la isla está unida al "continente" por un puente.

La señora Jacobs recibió una llamada de la recepcionista quien no podía aguantarse la risa. Lo (nuestro protagonista) había llegado a la recepción tiritando de frío, con el cabello, los zapatos y los calcetines completamente empapados y una sospechosa bolsa de basura chorreante en la mano.

Para entender el lamentable estado en que se presentó Lo en la recepción de ZF Marine, hay que retroceder un poco en la historia (un flash back, para los que sepan inglés).

Resulta que el puente que une la isla con la orilla del Nieuwe Maas está en obras. Eso imposibilita el acceso a la isla durante una buena parte del día. Lo llegó al puente y un empleado de la constructora le echó el alto. La conversación debió ir más o menos así.

- No se puede pasar.
- No tengo más remedio que ir a la isla pues tengo una entrevista de trabajo.
- Pues entonces tendrá que ir nadando.

Ni corto ni perezoso, el solicitante de empleo del año pidió una bolsa de basura, se desnudó y en calzoncillos cruzó a nado la distancia que separa la orilla de la isla. La distancia no es muy grande pero esta semana ya está helando en Holanda así que el agua debía de estar bastante fresquita.

"¿Le ha caído un chaparrón?", preguntó la directora de personal.

En la presentación y tras conocer la peripecia de Lo, la señora Jacobs le dijo que "desde luego, se ha ganado usted el puesto". "En el momento en que se lo dije era, por supuesto, una broma, pues se trata de un puesto muy especializado para el que el listón está muy alto".

No obstante, parece ser que Lo, que es ingeniero aeronáutico y aeroespacial, tenía suficiente cualificación para el trabajo pues empieza a trabajar el uno de noviembre.

"En cualquier caso", dijo la Sra Jacobs, "no hay ninguna duda sobre su perseverancia".

Las personas como Pepe y Lo, dispuestas, literalmente, a "lo que haga falta" para conseguir sus objetivos, transforman por completo las organizaciones para las que trabajan. Podríamos decir que son imprescindibles para el éxito de dichas organizaciones. Sin embargo, en la educación y en la formación no se insiste suficientemente en la importancia de hacer "lo que haga falta" para alcanzar los objetivos y menos aún, en la importancia de hacer "lo que haga falta" para cumplir con la palabra dada. En Holanda hay un alto porcentaje de personas con esa mentalidad de "lo que haga falta". Los holandeses prometen poco y no tienen ningún problema en decirte que no cuando les pides algo que no les conviene, no saben, no pueden o no quieren hacer. Y aprecian tu sinceridad cuando tú les dices que no. Lo que no toleran de ningún modo, es que digas que vas a hacer algo y luego no lo hagas. "Afspraak is afspraak" dicen los holandeses, frase que se podría traducir por "lo prometido es deuda". Y para conseguir cumplir con sus promesas hacen siempre "lo que haga falta".

En todas las familias, en todos los equipos, en todos los clubes deportivos, en todas las organizaciones, en todas las empresas y en todos los países hay personas que hacen "lo que pueden" y otras que hacen "lo que haga falta". Lo que separa a los que que tienen éxito de los que fracasan es el porcentaje. Y, a veces, un 1% extra de personas perseverante es todo lo que hace falta.

miércoles, 14 de octubre de 2015

290. Abuelita, abuelita...¡que polla más grande tienes!


Esta entrada, POR SI NO OS HABÍAIS DADO CUENTA, contiene lenguaje adulto.

El porno, por hacer un chiste fácil, puede ser muy penetrante. El porno puede permear toda tu vida y hacer que pienses que es la manera normal de relacionarte con las personas del otro sexo.

La versión porno del cuento de Caperucita Roja acaba así:

- Abuelita, abuelita... ¡que polla más grande tienes!
- ¡Nos ha jodido! ¡Como que soy el lobo! Y ahora te voy a follar, por tonta.

Cualquiera que haya oído el cuento de Caperucita Roja sabe que el cuento no acaba así. Cualquiera que mira porno sabe, o debería saber, que una relación sexual normal no tiene nada que ver con esa prostitución filmada que es el porno. Pero si tu única relación con el sexo es la pornografía, puedes llegar a una situación en que la pornografía adquiera tal carta de naturaleza que consideres normal que cada vez que un fontanero entra una casa, después de preguntarle si no tiene alguna otra cosa que desatascar, acabe copulando con la dueña, y que cuando el marido llegue a casa y sorprenda el adulterio, en lugar de enojarse, se una a la fiesta.

No sé si hemos llegado a lo anterior, pero en cualquier caso, hay constancia de la omnipresencia de la pornografía. En los Estados Unidos, que es ese país donde se estudia casi todo, se quiso hacer un estudio sobre los efectos a largo plazo de la exposición a la pornografía. No fue posible realizar dicho estudio por la imposibilidad de formar un grupo de control: no fueron capaces de encontrar un grupo suficientemente numeroso de estudiantes universitarios que no estuviesen expuestos regularmente a la pornografía. Ver.

En la entrada anterior hablé de que la tecnología permite que el lobo acceda cada vez más fácilmente a la casa de la abuelita. El porno es un lobo especialmente peligroso, en tanto en cuanto que ofrece una visión distorsionada del sexo, fomenta la explotación sexual y favorece el sometimiento de la mujer, como explica Ran Gavrieli, mucho mejor de lo que yo podría hacerlo, en este video.

La solución dada por la escuela de mi hija al incidente del hace algunas semanas fue darles la bronca a los chicos delante de sus compañeros y de sus compañeras y enviar un mensaje a todos los padres. Quizá habría sido más útil ofrecerles información sobre las consecuencias para ellos y para su relación con las mujeres del consumo de pornografía. Estos vídeos que he referenciado en esta entrada, por ejemplo, han ayudado a muchos adultos a dejar su afición a la pornografía. Quizá serían también útiles para evitar que muchos adolescentes se aficionen antes de alcanzar la edad adulta.