miércoles, 14 de octubre de 2015

290. Abuelita, abuelita...¡que polla más grande tienes!


Esta entrada, POR SI NO OS HABÍAIS DADO CUENTA, contiene lenguaje adulto.

El porno, por hacer un chiste fácil, puede ser muy penetrante. El porno puede permear toda tu vida y hacer que pienses que es la manera normal de relacionarte con las personas del otro sexo.

La versión porno del cuento de Caperucita Roja acaba así:

- Abuelita, abuelita... ¡que polla más grande tienes!
- ¡Nos ha jodido! ¡Como que soy el lobo! Y ahora te voy a follar, por tonta.

Cualquiera que haya oído el cuento de Caperucita Roja sabe que el cuento no acaba así. Cualquiera que mira porno sabe, o debería saber, que una relación sexual normal no tiene nada que ver con esa prostitución filmada que es el porno. Pero si tu única relación con el sexo es la pornografía, puedes llegar a una situación en que la pornografía adquiera tal carta de naturaleza que consideres normal que cada vez que un fontanero entra una casa, después de preguntarle si no tiene alguna otra cosa que desatascar, acabe copulando con la dueña, y que cuando el marido llegue a casa y sorprenda el adulterio, en lugar de enojarse, se una a la fiesta.

No sé si hemos llegado a lo anterior, pero en cualquier caso, hay constancia de la omnipresencia de la pornografía. En los Estados Unidos, que es ese país donde se estudia casi todo, se quiso hacer un estudio sobre los efectos a largo plazo de la exposición a la pornografía. No fue posible realizar dicho estudio por la imposibilidad de formar un grupo de control: no fueron capaces de encontrar un grupo suficientemente numeroso de estudiantes universitarios que no estuviesen expuestos regularmente a la pornografía. Ver.

En la entrada anterior hablé de que la tecnología permite que el lobo acceda cada vez más fácilmente a la casa de la abuelita. El porno es un lobo especialmente peligroso, en tanto en cuanto que ofrece una visión distorsionada del sexo, fomenta la explotación sexual y favorece el sometimiento de la mujer, como explica Ran Gavrieli, mucho mejor de lo que yo podría hacerlo, en este video.

La solución dada por la escuela de mi hija al incidente del hace algunas semanas fue darles la bronca a los chicos delante de sus compañeros y de sus compañeras y enviar un mensaje a todos los padres. Quizá habría sido más útil ofrecerles información sobre las consecuencias para ellos y para su relación con las mujeres del consumo de pornografía. Estos vídeos que he referenciado en esta entrada, por ejemplo, han ayudado a muchos adultos a dejar su afición a la pornografía. Quizá serían también útiles para evitar que muchos adolescentes se aficionen antes de alcanzar la edad adulta.

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