lunes, 14 de septiembre de 2009

52. Para lo que me pagan.

Uno de los efectos positivos de la crisis es que se están perdiendo algunas costumbres laborales muy arraigadas: las pausas para comer convenientemente alargadas; la cita del dentista a las 12 de la mañana cuando el horario de trabajo es de 8 a 15 horas (no podía haberse citado a las 16 horas, caramba) por la que el trabajador se marcha a las 11.30 y ya no aparece hasta el día siguiente porque las molestias de la anestesia son terribles; las bajas laborales por "resfriadín". Sin embargo, el empleado protestón y mala leche (que trata al cliente a patadas porque, aunque no sabe hacer la "o" con un canuto, piensa que se hace con él una injusticia por no darle el puesto de director de sección) no ha desaparecido porque ésta es una enfermedad crónica de la empresa, de la economía y de la sociedad española.

El "para lo que me pagan"encuentra al "para lo que haces", en cita macabra y contínuamente repetida. El empleado dice: "cuando me pagues más, rendiré mejor"; el empresario dice "cuando rindas mejor, te pagaré más". Y todo el mundo espera que sea el otro el que rompa el círculo vicioso.

En el caso del empleado, es una esperanza vana. Tendrá suerte si aprovechando la crisis, su empresario no lo manda esa gran empresa que dirige Francisco Javier Orduña y que superó hace unos meses los 4 millones de empleados.

El empleado ñoño abonado al "para lo que me pagan" es una plaga resistente y ni la crisis más profunda parece poder con ella. Y es que siguen siendo legión quienes creen que las empresas les deben pagar en función de la formación que han recibido o de las necesidades de circulante que tienen para pagar su nivel de vida. Nada más lejos de la realidad. Todos somos pagados por nuestro valor de mercado (incluido, aunque parezca mentira, Cristiano Ronaldo). Las empresas pagan a cada empleado en función del número de personas que pueden encontrar dispuestas a hacer por el mismo dinero o menos un trabajo que genera un valor añadido igual o mayor que el que dicho empleado genera. Y esto es así con independencia de si has hecho FP electricidad o eres Ingeniero de caminos, canales y puertos y de si tu hipoteca tiene una cuota mensual de seiscientos euros o de mil quinientos y de si te gusta el futbol o la ópera.

En esto, contrariamente a lo que mucha gente piensa, la justicia tiene poco que ver.

2 comentarios:

  1. Pues debo de ser la leche, porque me pagan más que a muchos millones de españoles por no hacer absolutamente nada de provecho.
    ¿Eso quiere decir que cuando haga algo de provecho pillaré a un Florentino y se volverá loco?

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  2. Interesante. Muy interesante.

    Saludos.

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