lunes, 14 de septiembre de 2009

53. Nada del otro mundo.

Lo dice el fontanero, hablando de su trabajo y del trabajo del solador.

"Hoy en día cualquiera puede ser fontanero. Los tubos son flexibles, hay codos y empalmes en todas las formas posibles, los materiales y las herramientas son fáciles de manejar. Cuando yo era joven, las tuberías eran rígidas y era un trabajo de precisión. Un milímetro de más o de menos y los tubos no encajaban. Había que ser exquisito en tu trabajo. Todo eso se ha perdido ahora".

Y del solador dice: "Es un hombre increíble. Le ves trabajar y parece como si no estuviera prestando atención a lo que hace, como si no estuviera haciendo nada del otro mundo. Sin embargo, su trabajo es siempre perfecto".

El solador lleva cuarenta años poniendo suelos, el fontanero treinta poniendo tubos, los dos han superado holgadamente las 10.000 horas de que habla Malcom Gladwell en "Blink" y los dos tienen ese indisimulado orgullo de quien hace bien su trabajo.

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