Hacía algunos meses que había visto por primera vez la película "The Secret". Se me quedó en la cabeza la historia que el Universo es como el genio de Aladino, es decir, un genio omnipresente que escucha nuestros pensamientos y que reacciona siempre diciendo:
- "Your wish is my command", que podríamos traducir por "tus deseos son órdenes para mí".
A la salida de la escuela de mi hija C.M., me encontré de frente con la mamá de una de sus compañeras que está, como diría mi padre, "muy rícamente hecha". Mirándola pensé: "quisiera conocerla mejor, señora". Y entonces el genio dijo:
- "Your wish is my command".
Es realmente sorprendente lo rápido que puede funcionar esto de pedir cosas al Universo. Al día siguiente, llegaba un poco tarde a llevar a C.M. al colegio. Tenía prisa y la prisa es mala consejera. Había un camión mal estacionado por lo que la maniobra de estacionamiento era complicada y, al recular, impacté con un todo terreno, propiedad de la señora que quería conocer mejor.
Ayer, mirando a otra mamá, morena con ojos verdes, que me sonríe amablemente (con dos filas de dientes níveos) siempre que nos cruzamos, pensé que si el Universo quiere ponerla en mi camino me parece bien, pero que no seré yo quien lo pida. Que al fin y al cabo a mí, en mi casa, no me falta de nada y no vaya a ser que, otra vez, el genio a la escucha no sea el de Aladino sino el de la mala leche y ya tenemos el lío formado.
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