Toda la vida se ha dicho que la antiguedad es un grado. Lo que no está claro es de qué.
Lo leo en el diario de un amigo. Habitualmente su diario es muy técnico, demasiado complicado para mí, pero este mensaje es muy clarito.
Imaginemos una jaula con cuatro monos. Llamémosles, por simplificar, mono 1, mono 2, mono 3 y mono 4. Colgamos del techo un plátano y bajo el plátano, colocamos una escalera. Uno de los monos empieza a subir por la escalera y al alcanzar el tercer peldaño, activa un mecanismo automático que abre unas duchas en el techo de la jaula que rocían a los cuatro monos con un potente chorro de agua a presión a 6 grados de temperatura.
Poco después, el mismo mono, u otro distinto, intenta de nuevo subir la escalera para agarrar el plátano y al llegar al tercer escalón, vuelve a pasar lo mismo: chaparrón helado. La siguiente vez que uno de los monos intenta subir la escalera, los otros monos se lo impiden. A ninguno de los cuatro monos se le ocurre ya ni acercarse a la escalera por miedo del agua fría.
Entonces sacamos al mono 1 y lo sustituimos por un nuevo mono, al que llamaremos mono 5 que, naturalmente, lo primero que hace es intentar subir la escalera para agarrar el plátano. Aterrorizado, comprueba que sus compañeros se le tiran al cuello y le dan una soberana paliza. Dos palizas después, al mono 5 no se le ocurre ni arrimarse a la escalera.
Seguimos el proceso sustituyendo al mono 2 por el mono 6 y entonces ocurre algo interesante. Cuando el mono 6 intenta subir por la escalera, los otros tres monos le dan tortas al mono 6 hasta en el cielo de la boca. Y en este punto, quiero llamar la atención sobre el mono número 5. Este mono no ha sufrido las duchas frías, es decir, que no sabe por qué no debe intentar subir la escalera para alcanzar el plátano y, sin embargo, participa en la paliza con tanto entusiasmo o más que los otros dos monos.
Si seguimos el proceso de sustitución, cuando tenemos a los monos 5, 6 y 7 en la jaula y metemos al mono 8, éste último intenta subir la escalera para agarrar el plátano y los otros tres monos le dan una paliza. A estas alturas, no hay ningún mono en la jaula que haya sufrido las duchas frías y, por lo tanto, ningún mono sabe por qué no deben intentar subir a la escalera para agarrar el plátano y, sin embargo, le pegan una paliza al mono ocho que lo dejan para el arrastre.
Cuando el mono 8, tullido por la paliza, pregunta por qué no puede comer ese platano, los monos 6 y 7 se vuelven hacia el 5 (al fin y al cabo, es el más antiguo). Y el mono 5, adoptando un aire de suficiencia responde:
- " Porque no es así como hacemos las cosas aquí, chaval".
Lo leo en el diario de un amigo. Habitualmente su diario es muy técnico, demasiado complicado para mí, pero este mensaje es muy clarito.
Imaginemos una jaula con cuatro monos. Llamémosles, por simplificar, mono 1, mono 2, mono 3 y mono 4. Colgamos del techo un plátano y bajo el plátano, colocamos una escalera. Uno de los monos empieza a subir por la escalera y al alcanzar el tercer peldaño, activa un mecanismo automático que abre unas duchas en el techo de la jaula que rocían a los cuatro monos con un potente chorro de agua a presión a 6 grados de temperatura.
Poco después, el mismo mono, u otro distinto, intenta de nuevo subir la escalera para agarrar el plátano y al llegar al tercer escalón, vuelve a pasar lo mismo: chaparrón helado. La siguiente vez que uno de los monos intenta subir la escalera, los otros monos se lo impiden. A ninguno de los cuatro monos se le ocurre ya ni acercarse a la escalera por miedo del agua fría.
Entonces sacamos al mono 1 y lo sustituimos por un nuevo mono, al que llamaremos mono 5 que, naturalmente, lo primero que hace es intentar subir la escalera para agarrar el plátano. Aterrorizado, comprueba que sus compañeros se le tiran al cuello y le dan una soberana paliza. Dos palizas después, al mono 5 no se le ocurre ni arrimarse a la escalera.
Seguimos el proceso sustituyendo al mono 2 por el mono 6 y entonces ocurre algo interesante. Cuando el mono 6 intenta subir por la escalera, los otros tres monos le dan tortas al mono 6 hasta en el cielo de la boca. Y en este punto, quiero llamar la atención sobre el mono número 5. Este mono no ha sufrido las duchas frías, es decir, que no sabe por qué no debe intentar subir la escalera para alcanzar el plátano y, sin embargo, participa en la paliza con tanto entusiasmo o más que los otros dos monos.
Si seguimos el proceso de sustitución, cuando tenemos a los monos 5, 6 y 7 en la jaula y metemos al mono 8, éste último intenta subir la escalera para agarrar el plátano y los otros tres monos le dan una paliza. A estas alturas, no hay ningún mono en la jaula que haya sufrido las duchas frías y, por lo tanto, ningún mono sabe por qué no deben intentar subir a la escalera para agarrar el plátano y, sin embargo, le pegan una paliza al mono ocho que lo dejan para el arrastre.
Cuando el mono 8, tullido por la paliza, pregunta por qué no puede comer ese platano, los monos 6 y 7 se vuelven hacia el 5 (al fin y al cabo, es el más antiguo). Y el mono 5, adoptando un aire de suficiencia responde:
- " Porque no es así como hacemos las cosas aquí, chaval".