lunes, 9 de julio de 2012

256. Estiércol de elefante.

El sábado pasado fui a visitar por segunda vez este año, el zoo de Planckendael. Soy socio de ese zoo, no porque sea especialmente aficionado a ver animales salvajes en cautividad pero es una forma muy entretenida de pasar un sábado por la mañana con niños pequeños y, siendo socio, puedes ir tantas veces como quieras y, además, tienes un horario especial que te evita tener que soportar aglomeraciones. En Planckendael, además, no hay prostitutas en los parques colindantes como en Madrid. En Bélgica, el puteo es una actividad legal, con licencia de apertura, que paga sus impuestos y que tiene unas normas muy estrictas respecto de donde y cómo se puede ejercer. Imagino que le falta el pelo de un calvo al Gobierno de España para proceder a su legalización como medida recaudatoria. Puede ser un ingreso nada desdeñable.

Pero volviendo al zoo, los elefantes eran noticia. Una noticia buena y otra mala. La buena: este sábado podían ser vistos por primera vez, tras su traslado desde un zoo de Alemania. (Si estarán sobrados los alemanes que exportan hasta elefantes) elefantes. Se les había construido un nuevo recinto y los elefantes indios (en realidad varias elefantas y un elefantito) por fin ocupaban su nueva casa tras muchos meses de espera. La mala noticia es que se les ha fastidiado un programa de cría de elefante en cautividad que querían poner en marcha. El semental de elefante, que también tenía que venir de Alemania, al montarlo en el camión para su traslado, tuvo una crisis de ansiedad y sufrió un ataque cardíaco del que no pudo recuperarse a pesar de los intentos de reanimación del veterinario del zoo. La noticia dice también que el responsable del pedigree, el zoo de Rotterdam (también los holandeses, otros sobrados con rating triple A y comerciando con sementales de elefante) se tiene que encargar ahora de proporcionar un nuevo semental. Me suena a monólogo de Gila:

- Oiga, es el zoo de Rotterdam.
- ...
- Le llamo porque hemos tenido un problema con el elefante. Sí es que al montarlo en el camión para el traslado se ha puesto nervioso y le ha dado un infarto.
- ...
- Sí, el veterinario ha llamado a un primo suyo que toca la tuba en la banda del pueblo para hacerle el boca a trompa. Pero nada, que se ha muerto. Oiga, ¿el elefante está en garantía? Que no...¿Y uno nuevo costaría mucho?  ¿Eso es en euros? Joeee. ¿Y lo podemos pagar a plazos?...

Y allí estabamos varios cientos de homo supuestamente sapiens, viendo al grupo de Elephas maximus. Y los cuidadores ponían hierba en sitios determinados para que acudieran a las zonas donde los podíamos ver. Y había por todas partes información sobre los elefantes y juegos y mis hijas se lo pasaron pipa. Y todos como bobos con el elefantito (mis hijas se saben el nombre de memoria, yo lo he olvidado). A mí me sorprendió la increíble versatilidad de la trompa y a mis hijas les divirtió mucho una báscula que indicaba la relación entre el peso de un elefante adulto y tu propio peso. Especialmente cuando dos gordas pasaron por encima de la báscula, sin darse cuenta, y pesaban casi más que el elefantito.


Pero cuál no sería mi sorpresa cuando en una vitrina vi un montón de estiércol de elefante al lado de un cuaderno. Resulta que se puede hacer papel del excremento de elefante.

Aquí podéis ver el procedimiento (en inglés).

Y entonces me acordé del Rey de España y de la cacería de elefantes y de las justificaciones para la caza legal de elefantes en Botswana (entre otras que los elefantes son una plaga que hay que controlar y que su caza proporciona ingresos que se pueden utilizar en el mantenimiento de los parques nacionales donde viven los elefantes). Y se me ocurrió que sería mejor convertir el parque nacional en una granja y reciclar el estiércol del elefante para hacer papel, que enviarían a Europa para hacer con él billetes de euro. De ese modo, los animales no sufren, el parque obtiene ingresos y el decir que el dinero es una mierda tendrá un sentido positivo y profundamente ecológico.





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