Hay personas que, guiadas por ambiciones miserables o comportamiento perverso utilizan a los niños como mano de obra barata o como esclavos (incluyendo aquí la esclavitud sexual). Los niños sufren violencia física y psicológica, son abandonados, utilizados por redes de mendicidad o de prostitución infantil. Se les entrena como delincuentes, como asesinos, como mercenarios, como soldados, como terroristas suicidas...la tristeza que me produce esto es difícil de describir con palabras.
La familia debería ser el refugio donde los niños pueden sentir seguros y protegidos de un mundo hostil. Sin embargo, no siempre ocurre así. Muchos niños muestran un comportamiento violento o criminal como resultado directo de la influencia de un entorno familiar desestructurado donde la injusticia, la brutalidad, el comportamiento asocial, el alcoholismo, el uso de drogas, la violencia y una disciplina mal entendida son la norma. En este tipo de familias, los niños crecen con la idea de que la violencia se usa o se sufre, pero en cualquier caso, se acepta como normal.
Por último, vivimos en una sociedad que venera la violencia. El superhéroe es aquel que patea, golpea o mata para resolver los problemas. De manera consciente o inconsciente aprenden nuestros niños a admirar la violencia cuando soluciona sus problemas de forma rápida y expeditiva. Los "chicos no lloran, tienen que pelear" y los pacíficos son considerados cobardes. Las palabras de los políticos, de los actores sociales, incluso de los deportistas contienen con frecuencia un mensaje agresivo. Hasta las buenas causas utilizan palabras de violencia: "Guerra contra las drogas", "combatir la violencia de género", "guerra contra el terrorismo", "expandir el negocio mediante una estrategia de venta agresiva", "ejecutivos agresivos", "luchar por la paz" (sí, y joder por la virginidad).
Y todos tenemos que luchar para conseguir lo que queremos, o simplemente, para sobrevivir. ¿No?
La familia debería ser el refugio donde los niños pueden sentir seguros y protegidos de un mundo hostil. Sin embargo, no siempre ocurre así. Muchos niños muestran un comportamiento violento o criminal como resultado directo de la influencia de un entorno familiar desestructurado donde la injusticia, la brutalidad, el comportamiento asocial, el alcoholismo, el uso de drogas, la violencia y una disciplina mal entendida son la norma. En este tipo de familias, los niños crecen con la idea de que la violencia se usa o se sufre, pero en cualquier caso, se acepta como normal.
Por último, vivimos en una sociedad que venera la violencia. El superhéroe es aquel que patea, golpea o mata para resolver los problemas. De manera consciente o inconsciente aprenden nuestros niños a admirar la violencia cuando soluciona sus problemas de forma rápida y expeditiva. Los "chicos no lloran, tienen que pelear" y los pacíficos son considerados cobardes. Las palabras de los políticos, de los actores sociales, incluso de los deportistas contienen con frecuencia un mensaje agresivo. Hasta las buenas causas utilizan palabras de violencia: "Guerra contra las drogas", "combatir la violencia de género", "guerra contra el terrorismo", "expandir el negocio mediante una estrategia de venta agresiva", "ejecutivos agresivos", "luchar por la paz" (sí, y joder por la virginidad).
Y todos tenemos que luchar para conseguir lo que queremos, o simplemente, para sobrevivir. ¿No?
No estoy totalmente de acuerdo contigo en que eso sea prioritario en familias desestructuradas. Hay cachos de carne con ojos que han sido padres, a veces por accidente, que hacen más daño al desarrollo de sus hijos en un entorno "estructurado" que familias aparentemente desestructuradas que salen adelante con abuelos y gente que da ejemplo.
ResponderEliminarPero estoy de acuerdo que en la sociedad en la que vivimos es mucho más fácil que califiquen una película como no apta para menores si hay excenas de sexo, que si hay escenas de violencia.
Puritanismo...
Supongo que quieres decir que no es exclusivo de familias desestructuradas y en eso estoy de acuerdo. También estoy de acuerdo en que los padres no son los únicos que influyen en la educación de los hijos, y que otros adultos ("abuelos y gente que da ejemplo") son esenciales incluso cuando los padres están y hacen su función.
ResponderEliminarDe eso hablaré en la siguiente (y creo que última, gracias a Dios) entrada de la serie "Entender y prevenir la violencia infantil".
Un abrazo y gracias por tu talentazo.
Pues yo también estoy de acuerdo con Kikas, y cuando los 8 kilos y medio de carne llorosa que tengo en brazos me deje me referiré a esta entrada y a la del no.
ResponderEliminarEso sí, cuando venga Miguel Bosé y vea que cantas parte de su repertorio sin pagar canon sgaeístico te vas a defecar. Que lo sepas.