La conexión entre vacunación y violencia fue establecida por el médico e investigador americano Harris Coulter. Según Coulter, las vacunas crean en los niños encefalitis de bajo grado. La consecuencia de estas encefalitis de bajo grado pueden ser: autismo, problemas de aprendizaje, pequeños infartos cerebrales (o no tan pequeños), convulsiones, epilepsia, transtornos del sueño, transtornos alimentarios, trastornos sexuales, asma, Síndrome de muerte infantil súbita, diabetes, obesidad e impulsos violentos.
El razonamiento de Harris Coulter es el siguiente: el cuerpo humano está diseñado para hacer frente a los cuerpos extraños que entran por sus aberturas de entrada: boca, nariz, vagina... En algún lugar entre estas "puertas de entrada" y el interior del organismo hay un ambiente ácido o una enorme abundancia de glóbulos blancos que pueden matar o debilitar estos cuerpos extraños de modo que después pueden ser procesados con un riesgo de infección bajo.
Pero las vacunas entran en el organismo mediante una injección subcutánea que entra directamente en el torrente sanguíneo sin dar lugar a que puedan ser procesadas antes. Y como si esto no fuera bastante, las vacunas contienen productos químicos, tales como metales pesados o formaldehído, que son utilizados como conservantes o para debilitar los virus o bacterias de la vacuna. En condiciones normales, cuando las toxinas entran por las "puertas de entrada", dichas toxinas son conducidas al intestino grueso para su eliminación inmediata, o son depuradas por el hígado o almacenadas en el tejido graso para su procesamiento posterior (este último proceso explica por qué algunas personas son incapaces de adelgazar, pero esa es otra historia). Pero en el caso de la inyección subcutánea puede ocurrir que la sangre, contaminada con estas toxinas pase por un órgano importante antes de ser depurada y produzca un daño en ese órgano. Si, por ejemplo, el órgano afectado es el cerebro, el resultado puede ser un pequeño infarto cerebral. Normalmente los médicos consideran que la posibilidad de sufrir un pequeño infarto cerebral es un riesgo aceptable, pero Coulter establece una relación entre estos pequeños infartos cerebrales y los cambios de comportamiento o de humor que preceden a episodios repentinos, imprevisibles en inexplicables de violencia. Si el daño en lugar de leve es grave, el resultado puede ser el autismo o incluso la muerte (síndrome de muerte infantil súbita), pero esa es otra historia.
En su libro "Vaccination and violence" muestra un síntoma claro de un leve infarto cerebral en las palabras de una mujer maltratada por su marido. "De repente, su mirada se pierde y entonces su comportamiento cambia por completo. Empieza a insultarme y a pegarme. Cuando vuelve en sí, no puede explicar lo que le ha pasado. A veces, ni siquiera se acuerda".
¿A alguien le suena algo de esto?
Dando ánimos a los padres de bebés... con lo que nos queda por delante...
ResponderEliminarSe lo paso a mi santa, que ya le vas a haber dado el día.
Saludos.
Hola Gonzalo.
ResponderEliminarNada más lejos de mi intención asustar a nadie. Si creo que es la obligación de todo padre saber de qué están hechas las 35 diferentes vacunas que el programa español de vacunaciones contempla. Saber también cuáles son las posibles consecuencias de poner en esos cuerpecitos ciertos productos por vía parenteral. Y también tiene la obligación de saber que no existe obligación legal de vacunar a sus hijos y que cualquier negación de escolarización (por poner un ejemplo) por ese motivo es una discriminación equiparable a negarle el acceso por ser negro o musulmán.
Y, claro está, que entiendo que hay demasiados frentes de batalla en la guerra por la libertad y que no se puede batallar en todos, o por lo menos no al mismo tiempo.
Todo mi respeto para la preocupación de tu santa. En otra entrada hablaré del extraordinario trabajo del médico holandés Tinus Smit que ha dedicado su vida a la investigación del uso de la homeopatía como sustituto de la vacunación y también para eliminar los efectos secundarios de la vacunación (incluido aquí el autismo).
Gonzalo, a Fuego infumable (Y en esta entrada más que ninguna otra) dale la credibilidad que te merece....y tu sabrás la que te merece.
ResponderEliminarYo que le conozco desde hace muchos años te diré que yo sí le doy la credibilidad que se merece
No sé si me he explicado