viernes, 2 de octubre de 2009

77. السلام عليكم

Me lo encontré de frente en el pasillo de maternidad de un hospital belga. Con tan poco espacio era imposible no cruzar la mirada sin hacer el ridículo. Era un marroquí de barba poblada, camisa y pantalón beige claro, la pernera por encima del tobillo como manda la tradición islámica. El rostro severo, el ceño fruncido y los labios prietos. Mirada torva y penetrante, la cabeza ligeramente agachada y los ojos semicerrados. Parecía un toro a punto de embestir.

No cabía ninguna duda: tenía frente a mí un fundamentalista islámico con su bebé recien nacido en los brazos.

- "السلام عليكم"(as-salaamu aleikum), le dije. "Felicitations pour votre bebé".

En su rostro se dibujó una sonrisa. Me contestó al saludo y me mostró orgulloso a su bebé.

Me pareció un ser humano. Tal vez porque lo era.

1 comentario:

  1. No se te olvide nunca que el otro no es malo, el otro es diferente...
    Y la maldad no se fundamenta en la vestimenta. Las monjitas de clausura de mi pueblo, esas que rezaban por mí en exámenes y a quien tan poco caso hacía Dios, son unas fundamentalistas de pelotas, y no creo yo que fueran malas, ni mucho menos. Eran encantadoras.
    Y que a todos los fundamentalistas islámicos les ha armado, el enemigo, consciente o inconscientemente, pero más bien conscientemente, generalmente buscando un beneficio a corto plazo.
    Y podríamos hablar y no parar, pero estamos vigilados, y yo voy a demasiados paises como para que me comiencen a hacer preguntas en las aduanas por un comentario de más o de menos. A demasiadas preguntas contesto ya cada vez que voy a Israel o Estados Unidos sin haber hecho nunca ningún comentario en internet.
    Pero supongo que ellos son los buenos, perdón, los iguales

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