Y entonces fue cuando descubrí que mi mujer me había traído a disfrutar un homenaje a la música, la ópera y la canción italianas: Corelli, Monteverdi, Gabrieli, Scarlatti, Pergolesi, Donizetti, Bellini, Rossini, Vivaldi, Tartini, Clementi, Puccini, Verdi y, por último, el que más me gusta, sobre todo cuando le toca a otro: Paganini.
18.30
Tras caminar unos cuantos cientos de metros llegamos a una bifurcación y tuvimos que tomar la primera decisión: como teníamos hambre nos pareció muy fuerte comer escuchando a Puccini así que optamos por la canción popular napolitana. Llegamos tarde por lo que todos los asientos estaban ocupados, así que nos sentamos en la hierba, sacamos la tortilla de patatas, el pisto manchego, el vino de la Ribera del Duero y nos dispusimos a dar buena cuenta de ellos. ¡Vaya deleite internacional para los sentidos¡: España me deleitó el gusto y el olfato, Bélgica la vista (impresionante el Chateau de Beloeil visto desde Le Parc des Cerfs), Italia el oído ("Malia", "Tosca", el brindis de "La Traviata", "Matinata" y "O Sole Mio) y los Países Bajos, el tacto (pero torpe y casto). Alain Gabriel, el tenor, cantando cara al sol, arriesgó poco. He escuchado a Kike, el tenor de la Tuna del Cisneros de mi época, cantar "O Sole Mio" con más gracia, pero por lo menos el belga se sabía la letra.
19.00
Como era materialmente imposible escucharlo todo, elegimos dejar de lado los conciertos de cuerda (que al aire libre, sin micrófonos y no viniendo el aire de tu lado, se escuchan mal) y concentrarnos en las piezas cantadas. Así dejamos de lado un concierto de cuerda de Verdi que apenas podíamos oir y cruzamos el lago por el puente junto al castillo. Allí vimos llegar a los protagonistas de una de las óperas en góndola (añadiré las fotos cuando tenga un rato) y viéndoles navegar nos entretuvimos pues teníamos tiempo hasta las...
19.30
en que comenzaba un concierto de madrigales de Claudio Monteverdi por "Le choeur Equissonance" de Braine L´Alleud. He de confesar que me encantan los madrigales pero esta vez, como estaba sentado delante en uno de los laterales, podía ver a la gente de las primeras filas del centro y me entretuve mirándoles. Me llamó la atención que algunos bebían cerveza y refrescos de cola a morro, eso sí, con el dedo meñique levantado. ¡Pero que fisnos, oyesss!. Allí hice una foto de una de las miles de velas que se encendieron esa noche en aquel bosque. Porque me hizo gracia.
Nos perdimos a Monteverdi (de lo único que me arrepiento) y Corelli (La sonata para violín y piano "La Follia", Sonata VII y Opus 5) porque queríamos escuchar a las...
20.15
el concierto de los "Petits Chanteurs de Waterloo", el coro infantil (formado sólo por niños) del municipio donde Napoleón Bonaparte fue derrotado definitivamente. Por cierto que la batalla no fue en Waterloo sino en el vecino Lasne pero como el cuartel general Wellinton estaba en Waterloo esa ciudad dio nombre a la batalla. Por eso dicen que la Historia es la historia de los vencedores.
Me impresionó especialmente un solista al que calculo alrededor de 14 años. No esperaba de un chico de ese tamaño (más alto que su director) una voz tan delicada. Aquel será, probablemente uno de sus últimos conciertos como solista soprano porque dejo escapar un gallo que anuncia que ya es un pollo.
Tuve ocasión de felicitar a Philippe Favette, el director musical, por el valioso trabajo que hace con estos chicos.
(Fin de la segunda parte, mañana el desenlace).
Tio, qué estress, que orgia de actividades. Menos mal que dicen que la música es muy relajante
ResponderEliminarTe afeo el gusto o lloras demasiado. Ya sabes que pienso que el Ribera no vale lo que cuesta. Creía que tu cultura vinícola, que tanto tiempo y esfuerzo he dedicado a cultivar, estaría más desarrollada. Al final solo te fias del gusto del inefable Aznar, en esto como en tantas otras cosas....
Y pensar que cuando te conocí con 18 añitos toda tu cultura musical se resumía en los pasodobles que tocara la Orquesta Galaxia en las Fiestas en honor a la Virgen Finibusterre....
Es verdad que el Ribera de Duero no vale lo que cuesta. De hecho en Bélgica son reacios a pagar por un vino español lo que pagan sin problemas por un francés. Esa circunstancia hace que, de vez en cuando, puedas compar media docena de botellas de buen vino español por un precio razonable en el Delhaize o en el Colruyt.
ResponderEliminarYo no tengo por costumbre pagar demasiado por nada, ya lo sabes.
En cuanto a lo que dices de que has cultivado mi cultura vinícola, creo que cuando tú y yo eramos universitarios bebíamos cerveza Mahou de botellín de quinto y té preparado en tu ketel. No bebíamos vino porque no podíamos pagarlo.
Mi cultura enológica se expandió especialmente en los meses previos a conocer a mi suegro. Quería hacerle un regalo especial: Tres botellas de buen vino. Como no entendía nada de vinos y no me fio (como en muchas otras cosas) de los expertos, me fui a una de esos bares-bodega y probé tres vinos diarios durante tres meses, lo que hizo un total de 270 vinos distintos en ese periodo. No voy a decir que me hice un experto porque entonces no podría fiarme de mi propio criterio, pero aprendí que vinos me gustan y que vinos no.
En cuanto a tu comentario sobre el tema político: hubieron muchas cosas que me gustaron de Aznar, otras que no y probablemente no coincidiríamos.
Disculpe, Sr. Fuego Negro pero, ¿Aquí quien ha hablado de política?
ResponderEliminarNo estoy muy de acuerdo con aquello de que no bebíamos vino o, ¿No se acuerda de aquel Lambilla con que nos obsequiábamos de vez en cuando? Ya sé que no es un Petrus, pero era lo único que había en ese, nuestro bar