Vino el sábado un instalador a colgar nuestras nuevas cortinas y me llamó la atención que realizaba su trabajo cantando y silbando. Esta costumbre, muy frecuente cuando yo era niño se perdió cuando el sonido de la radio y más recientemente por los "emepetreses" y los "aipodes" la hizo desaparecer. El trabajador dejó de cantar y con su canción se fue, en una buena parte, su alegría.
De esto habla la canción de Herman van Veen "Hilversum 3 bestond nog niet". Para quienes no estén familiarizados con las cosas de los Países Bajos, Hilversum es una ciudad que se ha convertido en el centro mediático por excelencia de los Países Bajos. Hilversum 3 una emisora de radio que se fundó en 1965 con el leit motiv "Música ligera para acompañarle en sus tareas habituales, emitida durante horas de trabajo". Venía pues a competir directamente con las canciones y los silbidos de los trabajadores.
La canción dice:
Antes se cantaba y se silbaba en la calle,
el chico del carnicero tenía aún una ópera siempre lista,
el albañil se encaramaba al andamio cantando,
el lechero añadía agua a la leche silbando.
Hilversum 3 aún no existía
pero cada cual tenía su propia voz
en cada embarcadero sonaba una canción
de pícaros o de Jerusalén.
Todos los vendedores ambulantes tenían su propia aria
para el arenque, para las begonias.
Incluso en las fábricas salía de todas partes
otra vez una canción a través del gran vestíbulo.
Entre el ruido de las máquinas.
sonaba en el taller de confección un bonito coro de jovencitas
que soñaban con que un príncipe...que se yo
las raptaría para llevarlas a su castillo hinchable.
Dice Bob Proctor que podemos cambiar nuestro estado de ánimo inmediatamente, por ejemplo, pensando en un niño (uno que no llore, claro) o escuchando una canción que nos guste.
Lo mejor de todo, utilizar ese aparato musical que tenemos todos: nuestra propia voz. Con ese instrumento, podemos mejorar nuestro humor inmediatamente, y alegrar de paso a los que nos rodean.
Exención de responsabilidad: El autor de este diario no se hace responsable de las consecuencias que los lectores puedan arrostrar como consecuencia de cantar o silbar en lugares, momentos o situaciones inadecuados.
Como diria el innombrable, los ricos no teneis gobierno. Porque o vives en un teatro y para colgar el telón, efectivamente, es necesaria ayuda externa, o si no, con la que está cayendo, externalizar el colgado de cortinas, y decirlo en público, me parece un acto de provocación.
ResponderEliminarA lo mejor, como en Flandes lo de las cortinas no se estila, es que se os ha olvidado como se cuelgan, que tambien podría ser.
Anda Kikás, que los "ricos" como tú dices no creamos empleo ¿quien lo va a crear?
ResponderEliminarAdemás que después de lo de la terraza mi mujer ya no se fía.
¿No se necesitará tambien una chose para colgar las cortinas? ¡Fijateeee! que dirian Martes y 13
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