lunes, 29 de marzo de 2010

177. Luisa está fatal.

Dice Juan que Luisa está fatal. Que cree que como siga así, se va a morir cualquier día por el abandono al que la somete el canalla de su padre. Juan lo dice con emoción en la voz, con la mano en la barbilla y meneando la cabeza. Juan quiere mucho a Luisa, como yo. Pero probablemente ustedes no conocen a Luisa así que se la presentaré:

Luisa es hija de Don Carlos, un profesor mediocre más interesado en la política que en la docencia. Su nombre nunca aparece en las listas de los mejores profesores. Él dice que lleva muchos años dando clase y que da clase a muchos estudiantes y que trata por igual a los estudiantes que a las estudiantas y que eso es más importante que la calidad de su enseñanza.

Luisa es tan bonita que dicen que ganó un premio de belleza cuando era niña. Además de ser bonita, tiene un intelecto brillante, su conversación es entretenida, tiene talento para el deporte, para las ciencias, para el teatro y la música. Es la amiga que todos querríamos tener, aunque nos cuesta conformarnos con su amistad. Es cierto que busca con frecuencia emociones fuertes, le gusta la juerga y, a veces, es demasiado orgullosa, lo que le gana no pocas enemistades. Hay incluso quien dice que es una estirada y una facha, pero a nosotros, que la conocemos bien, eso nos hace mucha gracia.

A Don Carlos le molesta que Luisa sea tan orgullosa. Le molesta además que, desde pequeña, fuese tan femenina y que quisiese jugar sólo con muñecas y no jugase también con trenecitos y coches de carreras, porque eso no encaja con su visión progresista de la educación. Siempre estuvo claro que Don Carlos no quiere a Luisa como es sino que quiere transformarla en su visión ideal de mujer. Con frecuencia la llama anticuada, estirada y cosas peores. Para doblegar su orgullo, se ha negado a darle dinero, no la deja salir a la calle y ha suspendido su suscripción al gimnasio. Nunca la alimentó bien pero últimamente, como Don Carlos es aficionado al bricolaje, empezó una obra en la casa que no termina nunca,  por lo que Luisita tiene que comer siempre fuera y en restaurantes baratos porque no le da mucho dinero. Hay habitaciones de la casa, en las que no se puede ni entrar. Luisita está cada día más triste y de peor salud porque hace menos deporte y ya no toca el piano ni hace teatro ni tiene ganas de nada. Se da cuenta de que su padre no la quiere y por ello sabe que, haga lo que haga, a Don Carlos no le parecerá bien

A principios de este año, Luisita ha escuchado una conversación en la que Don Carlos dice que no sabe que hacer con ella. Y es que Don Carlos no lo tiene nada claro: un día se levanta y se le ocurre que debería someterla a terapia, “para mejorar su carácter”; otro día, la quiere apuntar a un “curso de excelencia”. Hay quien dice que quiere deshacerse de ella, casándola a la fuerza con el que mejor dote ofrezca.

Y dice Juan que esto último fue la gota que colmó el vaso. A principios de Marzo, Luisa salió a la calle sin maquillar y sin peinar e insultó a Don Carlos delante de todo el mundo. La prensa publicó los insultos y las amenazas y dicen que lo zarandeó, lo que no es cierto. En realidad, Don Carlos dice que lo zarandeó, pero nadie lo ha visto. Poco después, los compañeros de Don Carlos (otros mediocres que tampoco salen en ninguna lista de los mejores profesores) emitieron un comunicado de apoyo, condenando la actitud violenta de Luisa.
Pero entonces se vio también el lamentable estado en que Luisa se encuentra y esto ha puesto en un aprieto a Don Carlos. Y, de repente, todos hablan de Luisa: unos dicen que Luisa es una pija (sí, he vuelto a leer panfletos) con síndrome de adolescencia prolongada, que si eso le pasa por orgullosa, que si es una retrógrada que debería adaptarse a los nuevos tiempos, que si es una niñata bien de provincias, que si Don Carlos debería domarla, que si debería echarla de casa. También hay quien dice que debería dejarla ser como es, pero esto sólo lo dicen los que conocen a Luisa. Y los empleados de la casa, que no se si la quieren o no, pero que probablemente temen por su trabajo, dicen que las cosas están bien como están. Don Carlos dice que va a castigarla por mala.

Ayer, Don Carlos, prometió que a partir de hoy cuidará mejor de Luisa. Ya veremos.

Ay, Pobre Luisa, me pregunto que ocurrirá cuando las luces se apaguen y la prensa se ocupe en otras cosas.

Don Carlos es la Universidad Complutense (o, al menos, eso se cree él), Luisa son los Colegios Mayores de Fundación directa de la Universidad Complutense.

Postdata número 1: Todos dicen lo que habría que hacer con Luisa. Pero nadie dice qué habría que hacer con Don Carlos.

Posdata número 2: Que nadie interprete que digo que Don Carlos Berzosa (como personalización de la Complutense) es un canalla. Lo que yo digo es que si Don Carlos Berzosa (como personalización de la Complutense) fuese "Don Carlos" y los Colegios Mayores de Fundación Directa de la Universidad Complutense fuesen "Luisa" y "Don Carlos" tratase a "Luisa" como Don Carlos Berzosa trata a los Colegios Mayores de Fundación Directa de la Universidad Complutense, todo el mundo estaría de acuerdo en que "Don Carlos" es un canalla y "Luisa" sería aclamada como una víctima de la opresión paterna. Lo digo como traducción para quienes no parecen querer entender la situación.

Postdata número 3: Ahora que "Luisa" ha perdido perdón a papá "Don Carlos", espero que "Don Carlos" tenga la gallardía de pedir perdón a "Luisa" por el lamentable estado en que la ha tenido y por el desprecio con que la ha tratado y sigue tratándola. Porque enrocarse en el "Luisa me ha empujao" para justificarse por el abandono en que están los Colegios Mayores de Fundación Directa de la Universidad Complutense es un camino demasiado demagógico y demasiado fácil.

viernes, 26 de marzo de 2010

176. A mis escasos (pero valientes) lectores.

No esperaba yo que en menos de un año mi contador de visitas hubiese llegado a las diezmil. Pues bien, eso ocurrió ayer por la tarde, probablemente discutiendo del sexo de los ángeles o del de sus representantes en la Tierra.

Gracias a quienes han tenido la amabilidad de seguir mis reflexiones, a los que se han reído conmigo y a los que se han puesto de mala leche conmigo también; a los que me siguen secretamente y a los que lo hacen públicamente; a los que han dejado comentarios y a los cibertímidos.  Y a los que entraron por casualidad porque también cuentan en el contador y ¿quién sabe? quizá algún día hasta les dé por seguirme.

Fuego Negro.

lunes, 22 de marzo de 2010

175. Hablando de sexo: ¿Quien le pone el cascabel al gato?

Esta entrada y sus comentarios, contienen lenguaje adulto.


Era un motivo de preocupación, la niña. Bueno no tan niña. Porque la niña tenía ya dos tallas de sujetador más que su madre, perdonen ustedes la forma de señalar. El caso es que la niña ya tenía novio: un chico alto y desgarbado, con muchos granos en su "cara de salido", en palabras del padre.

La familia se reunió: los padres, los abuelos, una tía soltera. Hasta los hermanos mayores fueron invitados a dar su opinión sobre qué hacer con la niña. Se discutió el tema y se llegó a la discusión de que había que hablar a la niña de que debería tomar precauciones y después acompañarla al médico para que se le recomendase la mejor opción.  Todos se pusieron muy contentos por haber llegado a la solución más adecuada....y entonces el abuelo paterno hizo la pregunta:

- Vale, ¿y quien...?

El otro abuelo sopló, inflando mucho los carrillos. "Yo de eso, no entiendo" dijo el padre. "Yo creo que mejor discutirlo entre mujeres" dijo la abuela paterna. "Eso" dijo la tía soltera.  "A mí no me va a hacer caso", dijo la madre, "basta con que lo diga yo para que haga lo contrario". Los hermanos se miraron entre sí y luego hacia el techo, sonrojándose. Al final se llegó a la conclusión de que la persona con que la niña tenía más confianza era la abuela materna, porque la niña solía ir  los miércoles al salir de clase a tomar café con pastas con ella, (aunque a todos decían que tomaban chocolate).

Y la abuela materna,  se tragó sus profundas convicciones cristianas y al siguiente miércoles por la tarde, sin olvidarse de decirle a la niña, que sus convicciones cristianas le dictaban que no se debería tener sexo antes del matrimonio, le habló de las "precauciones" y la convenció para que fueran juntas al médico, quien decidió que puesto que la niña parecía tener pareja estable, la mejor opción era la píldora anticonceptiva.

La niña creció y se hizo una mujer pero siguió acudiendo a su cita de los miércoles por la tarde a tomar café (ya sin ocultarlo) con pastas con la abuela. Y las dos mujeres, con cincuenta años de diferencia, entre ellas, charlaron como amigas sobre cosas simples y cosas complicadas, sobre cosas importantes y cosas triviales,  hasta el día  en que la abuela murió un año después de que su nieta acabara la carrera de Psicología. Y todos esos años, cada miércoles, al despedirse, la abuela le dijo,  con una sonrisa en los labios y un nudo en el estómago: "Y no te olvides de la pastillita".

No está claro quien tiene que hablar a los niños de sexo, si la familia o la escuela (yo creo que la familia, pero es una opinión),  pero lo que sí está claro es que ese gato tiene que tener un cascabel.

Y cuanto antes, mejor.

domingo, 21 de marzo de 2010

174. No será por no intentarlo.

En Bélgica ha saltado a la fama Freddy van den Broek, residente en Zomergem. La razón, intentar algo hasta que lo consiguió:

"Muchas veces me dijeron directamente que era demasiado viejo o demasiado gordo. O que vivía demasiado lejos de la empresa. Una vez me rechazaron porque tengo barba. El jefe me dijo directamente que no le gustaba mi aspecto".

Freddy van den Broek consiguió un empleo después de presentarse a 395 entrevistas.

¿Es esto noticia? Parece ser que sí, porque la mayoría, en su situación, se habría rendido. Si todos fueran como Freddy, probablemente habría menos gente en el paro.

sábado, 20 de marzo de 2010

173. Obediencia debida.

En 1962 Stanley Millgram conmocionó al mundo con su experimento sociológico sobre la obediencia. El experimento intentaba abrir una ventana para comprender cómo era posible que personas ordinarias, no malvados sin escrúpulos, hubieran podido permitir e incluso colaborar conscientemente en la eliminación sistemática millones de judíos y gitanos en los campos de exterminio nazi durante la II Guerra Mundial. Para ello estableció un experimento que implicaba a dos personas, una era el "profesor" y la otra el "alumno". Para hacerse una idea de en qué consistía el experimento, a continuación muestro un corto que es una representación, realizada por actores, del mismo:



Un corto sobre el experimento real (en inglés) puede verse aquí. Yo ví el video completo del experimento en mi clase de Psicología. En el experimento original, el "maestro" podía oír al alumno pero no podía verlo.

Varios expertos psicólogos fueron preguntados, antes de realizar el experimento, sobre su opinión de si habrían muchos "maestros" que llegarían hasta los cuatrocientos cincuenta voltios. Todos los expertos vaticinaron que sólo unos pocos pasarían de los ciento cincuenta voltios, y que sólo el "sádico" de turno llegaría hasta los trescientos.  En realidad, dos tercios de los "maestros" llegaron hasta los cuatrocientos cincuenta voltios (una descarga potencialmente mortal), después de no obtener respuesta alguna de sus "alumnos" a partir de los trescientos voltios. Por lo tanto, dos tercios de los participantes en el experimento, actuando contra su conciencia, creyeron haber torturardo y posíblemente matado a una persona inocente que no les había hecho absolutamente nada, a pesar de lo cual, siguieron hasta el final, sencillamente porque una persona investida de una autoridad que estimaron suficiente (un hombre vestido con una bata blanca), se lo ordenó y dijo asumir plena responsabilidad de las consecuencias.

Le preguntaron a Millgram cuántos de los que se negaron a continuar con el experimento se levantaron sin permiso del director del mismo y fueron a ver como se encontraba el "alumno". La respuesta hiela la sangre en las venas: "Ninguno".

La obediencia a la autoridad hace que las sociedades funcionen, pero ¿dónde están los límites a la obediencia debida?. El experimento muestra que, probablemente, para dos tercios de los seres humanos, dicho límite no existe.

viernes, 19 de marzo de 2010

172. La culpa es de los especuladores (el profe me tiene manía).

Lo dice Papandreu, lo dice Rodríguez, lo dice Sócrates y eso lo puedo entender. Pero lo que me acojona es que lo diga...Angela Merkel. Porque cuando el mejor alumno de la clase dice que el maestro le tiene manía, es que están las cosas pero que muy mal.

Dice la Merkel, supuestamente como manera de apoyar a Papandreu, que la culpa es de los especuladores que están especulando con los CDS de la deuda pública de Grecia, de Portugal y de España. Los CDS (Credit Default Swaps) son una especie de seguros para la posibilidad de que un determinado país sea incapaz de hacer frente a sus deudas (pago de intereses o devolución del capital al vencimiento). El ministro griego dice que los especuladores están utilizando los CDS para intentar destruir el prestigio de la deuda pública griega. (Aquí es donde yo me parto el....). "Es como si compras un seguro (CDS) sobre la casa de tu vecino (deuda pública) y luego tiras un cóctel molotov dentro" (especulas con una caída de la deuda pública, de modo que el precio del CDS sube, de ese modo, no estás utilizando el CDS como un seguro sino como un activo financiero equivalente a una opción).

Lo que ni Papandreu, ni Sócrates, ni Rodríguez, ni siquiera Merkel (esto de verdad que me asusta) dicen es que la casa del vecino está hecha de madera, con paredes interiores de papel viejo, que en el sótano guardan  barriles de gasolina al lado de material pirotécnico, que los propietarios (los griegos) se pasan el día haciendo barbacoas en el salón y dejan que los niños jueguen con cerillas debajo de las cortinas. En conclusión, que la casa iba a arder, con o sin coctel Molotov, pero, claro con el coctel Molotov arde antes y mejor.

¿A alguien se le ocurre por qué los especuladores no especulan con los CDS de Finlandia, Noruega, Dinamarca, Alemania o los Países Bajos?

Pues por la misma razón por la que un ladrón evita la casa que tiene alarma conectada a central de alarmas, seguridad privada, puerta blindada, cristales dobles y perro Rottweiler en el jardín y entra en la casa de al lado, en la que han dejado la puerta del garaje abierta en un descuido: es más fácil y, por lo tanto, más rentable. La culpa no es de los ladrones, o al menos, no sólo de los ladrones.

Grecia jodida, siguientes pasos: Irlanda, Portugal, España...

¿España?...Coooooño. Que Grecia se vaya al carajo, pase. Que se vaya Portugal, bueeeeno. Pero si España suspende pagos, lo que está en juego es el Euro mismo. Porque España es la cuarta economía de la zona Euro (después de Alemania, Italia y Francia).

Eso sí, si yo fuese un especulador y quisiera reventar el Euro, iría a saco por España "the weakest link": es la casa más grande de todas las que tienen la puerta del garaje abierta.

Merkel avisa: si es necesario habría que partir la zona Euro en dos, un nucleo duro con las economías más sólidas y las demás, a apretarse el cinturón, sin contabilidades creativas. Si lo hubieran hecho en su momento, cuando metieron a los PIGS con calzador en el Euro.

Y a partir de mañana, me dedico a mis estudios.

jueves, 18 de marzo de 2010

171. Miguel Delibes (y Miguel Delibes).

Uno de los inconvenientes de no leer prensa española es que me entero de las noticias importantes con mucho retraso. La semana pasada murió Miguel Delibes Setién, autor del primer libro de que tengo consciencia de haber leído, "Las Ratas", que leí con nueve años (un poco duro para esa edad, pero la semana pasada, leyendo la Biblia para mi hija de siete años, me dí cuenta de lo crudo que es ese libro) y de, por lo menos, otros sesenta libros. Dice NRC (periódico holandés) que escribió con crudeza y con pasión. Miguel Delibes fue un enamorado de Castilla, lo que no le impidió, o precisamente por eso, retratarla con toda su miseria. Apasionado de la caza y ecologista (ah, ¿pero se pueden ser ambas cosas a la vez?) dedicó su último pensamiento literario al futuro de la raza humana en el libro "La tierra herida: ¿qué mundo heredarán nuestros hijos?" escrito junto con su hijo Miguel Delibes Castro, biólogo del Parque Nacional de Doñana, probablemente el mayor conocedor del lince ibérico y colegial del Colegio Mayor Universitario Jiménez de Cisneros (sí, ese que la Complutense quiere cerrar).

Descanse en paz.

sábado, 13 de marzo de 2010

170. El jefe, ese hombre.

Me cuenta un amigo que el miércoles pasado invitó a cenar a su jefe para sacarlo de la vorágine del día a día y tener la oportunidad de hablar con él de los proyectos de futuro de la empresa. Quería hablarle de su opinión de lo que es un trabajo profesional y por qué su empresa no puede realizarlo; de la importancia de motivar al personal, aunque sepas que la crisis quizá te obligue a despedir a la mitad de la plantilla; de por qué no están alcanzando los objetivos en el tiempo propuesto. Para decirle también que no se puede reunir una comisión de expertos y no invitarles por lo menos a un café y un croissant, ni se puede tratar a la gente a patadas.

Y el jefe, poco acostumbrado a que le digan lo que hace mal, se siente sorprendido pero agradecido. Porque hasta ahora ningún subordinado se había atrevido a decirle a la cara lo que piensa sobre su actitud y sobre su trabajo. Y agradece, sobre todo, que lo saquen a un lugar desde donde puede ver si está subiendo a toda velocidad por el árbol correcto o por el equivocado. O incluso si éste es el bosque en el que tienen que trepar.

Y después hablan sobre sus familias, y de política, y de educación. Y se da cuenta de que lo pensaba que es prepotencia, es inseguridad y de que lo que todo el mundo piensa que es frialdad, es timidez congénita.

Y mi amigo se va a casa con el profundo convencimiento de que su jefe....es un ser humano.

jueves, 11 de marzo de 2010

169. Free: Libre y gratuíto

Haciendo una pequeña lectura de la prensa de  hoy encuentro la palabra gratis por todas partes: Educación gratuita, pensiones no contributivas (o sea, gratis), sanidad gratuita, autopistas gratuítas, aborto gratis, despido gratis, sexo gratis, afirmaciones gratuitas y delitos que salen gratis a quien los comet.
 
Hoy hice un pequeño experimento con Google.

Yo tenía el convencimiento de que la palabra "sex" sería la que más resultados obtendría en una búsqueda en Google, pero ¡oh sorpresa!:

"Sex" 554.000.000 resultados en 0,10 segundos.
"Free" 2.800.000.000 resultados en 0,10 segundos.

La palabra "free" se encuentra 5,05 veces más que la palabra "sex".

Entonces me di cuenta que en inglés "free" no sólo significa "gratis" sino también "libre". Es posible que muchos hablantes de la lengua inglesa acudan a internet en busca de libertad.

Así que repetí el pequeño experimento en español:

"Sexo" 84.000.000 resultados en 0,11 segundos.
"Gratis" 441.000.000 resultados en 0,10 segundos.

La palabra "gratis" se encuentra 5,25 veces más que la palabra "sexo".

Y en español, gratis es gratis, o sea, sin pagar.

¿Debo llegar a la conclusión de que recibir algo gratis nos gusta a los hispanohablantes ¡5,25! veces más que el sexo?


Lo que yo no entiendo es como en inglés libre y gratis son la misma palabra: free. Yo creo que la libertad es de las cosas más caras que existe.

martes, 9 de marzo de 2010

168. Héroes grandes (y también chicos).

(La imagen es la del edificio de bomberos de Overijse (Bélgica), donde ocurrieron los hechos que han inspirado esta historia.
 
Volviendo de llevar a mis mellizas a la guardería veo un grupo de cuatro vehículos de la policía en la carretera de Bruselas. Me quedo mirando, aprovechando que el tráfico está atascado, como siempre a esa hora. De repente, un estruendo de sirenas y dos camiones de bomberos me adelantan a gran velocidad. Al llegar a la altura del lugar donde estan los vehículos, veo que se trata de la tienda de bricolaje donde habitualmente me proveo de materiales para mis chapuzas. Y entonces lo veo: un hombre se apea del camión rojo, y en menos tiempo de lo que cuesta contarlo, se coloca una máscara antigás, se encaja un casco en la cabeza y agarrando la manguera que un compañero ha probado previamente se mete a la carrera en una nave a oscuras, cubierta de humo y llena de pinturas, maderas, disolventes, pegamentos, lejías, y toda clase de substancias tóxicas.

Con dos cojones.

Yo no sé lo que gana este hombre, pero una cosa es segura: que tiene el valor por profesión y que se merece hasta el último euro de su nómina.

En el periódico leo que el incendio,ha tenido poca consecuencia debido a que uno de los empleados, con un extintor, ha impedido que las llamas se propaguen al falso techo, y ha mantenido el fuego a raya hasta que  han llegado los bomberos (afortunadamente el cuartel de bomberos está muy cerca).

Este hombre, en cuya cara se leía aún el susto que había pasado, estaba a la puerta, vestido con el uniforme de la empresa. Él, y sus otros compañeros, son la razón por la que acudo a esta tienda en lugar de a otras. Porque es amable y profesional. En su trabajo, hace lo que tiene que hacer y aunque no tiene el valor como profesión, ha demostrado que es valiente cuando es necesario.

Unos grandes, otros chicos, pero héroes todos.

167. Carreteras biodegradables y la adopción de bienes públicos.

Es de dominio público en el Benelux que las carreteras de Bélgica son un desastre: estrechas, insuficientes, mal diseñadas, peligrosas y contínuamente en reparación, a pesar de lo cual siempre llenas de baches, por lo que han de ser renovadas cada cuatro o cinco años.

Esta última circunstancia ha dado lugar a que cierto político belga haya hecho llegado a una conclusión: "debe de ser que las carreteras Belgas se construyen con materiales biodegradables."

En realidad lo que ha pasado es que el invierno 2009-2010 está siendo especialmente duro, con muchos días de nieve y hielo, lo que hace que las carreteras se llenen de baches, en un período en el que, debido a la crisis económica, los municipios tienen las arcas a la última pregunta. (En mi pueblo, el español, se suspendieron las clases durante un par de días, porque las calles estaban llenas de nieve debido a que el proveedor de sal se negó a servir más sal al ayuntamiento en tanto que no pagaran la deuda anterior).


Quizá la solución venga de la mano de iniciativas como la de el municipio alemán de Niederzimmern, cerca de Leipzig en Alemania. El ayuntamiento ha puesto en venta los baches de las calles, para poder financiar su reparación. A cambio de una donación de cincuenta euros, el municipio se compromete a reparar uno de los múltiples baches y a hacer público el nombre del benefactor (hay hasta cadenas de televisión que se han comprometido a publicar los nombres de los benefactores).

Esta es una medida calcada de otra que California (estado de los Estados Unidos famoso por, entre otra muchas cosas, los déficit presupuestarios crónicos que arrastra desde hace varios años) puso en marcha para reparar sus carreteras: "Adopt a highway" (Adopte una carretera/autopista). Mediante la adopción de una carretera, una persona o una sociedad se compromete a sufragar los costes de mantenimiento de un tramo de una carretera o autopista, a cambio de que se coloque su publicidad a lo largo de la misma, publicidad que es tanto más eficaz cuanto mejor mantenida está la carretera.

Imaginaos si esto se extiende a otros elementos de titularidad pública: "Adopte una farola", "adopte una fuente", "adopte un maestro de primaria", "adopte un inspector de la Agencia Tributaria".

Bueno, esto último no creo que diera muy buena publicidad...

jueves, 4 de marzo de 2010

166. A. o donde el humor se hizo carne.

Me he pasado unas buenas cuatro horas de reír con A., la mujer que limpia mi casa los jueves. Está casada con M. y es madre de siete hijos y tiene, como se dice en mi pueblo, "muchos tiros pegaos".  Tiene mucho sentido del humor y le gusta reírse, sobre todo, de sí misma. Hoy me contaba de cuando fue a visitar a su hermano a Nueva York, uno de los pocos viajes que ha hecho en su vida (aparte de los que hizo para escapar con vida de Kosovo a Turquía y de allí a Bélgica donde pudieron regularizar su situación).

"Mi hermano me quiso hacer un regalo, por agradarme y me llevó de tiendas por la Quinta Avenida".

- "Elige lo que quieras, que te quiero hacer un regalo".

"Yo miré los escaparates y me gustó un bolso. Entré en la tienda y pregunté cuanto costaba el bolso y el empleado me dijo:

- Diez mil dólares.

"Y entonces me dió por reír y riendo salí por la puerta de la tienda sin despedirme del empleado que se quedó mirándome con cara extraña".

Y siguió contando, mientras planchaba:

"Hace unos meses me dice M.:

- "Con un dinerito que tengo ahorrado vamos a hacer un viaje. ¿A donde te gustaría ir?
- "No hemos ido nunca a ningún lado así que lo mismo da".

"Porque, bueno, - me dice- hemos estado en Kosovo, a ver a la familia, pero eso no es viajar, eso es ir de visita"

- "Pues entonces, ¿qué te parece Egipto?.
- "¿Egipto? Me vas a sacar de mi casa para ir a ver momias"

"Porque yo he visto en la tele - me dice - que en Egipto hay momias, ¿no?".

(Yo no pude aguantarme la risa y ella rió conmigo).

- "Pues entonces ¿que quieres?.
- "No sé, a mí me gustaría hacer un crucero".
- "Y ¿cuanto cuesta un crucero?"
- "Pues no sé, aquí tengo un folleto de uno que cuesta 6000 Euros".
- "¿6000 Euros?...Tu estás mal de la cabeza".
- "Oye, pues no haber preguntado".

"Porque yo soy feliz con nada - dice- pero si me preguntan que qué quiero, pues yo digo lo que quiero"...


"Y ahí donde lo ves, que siempre está sin afeitar y lleno de mugre y con la ropa sucia, cuando lo conocí ponía un pañuelo allí donde se sentaba por no mancharse el traje, siempre tan fino, impecable".

(De verdad que no me lo imaginaba, pues no lo he visto limpio en los tres años que vivo enfrente de él pero lo que no me imaginaba es lo que me contó después cuándo le dije que era una suerte que M. fuese tan mañoso).

"Pues no siempre fue así. Cuando llegamos de Kosovo aquí, no sabía hacer nada y lo tuvo que aprender todo desde cero. M. era profesor de Química allí pero cuando llegó aquí no pudo ejercer de profesor, supongo que porque la Quimica de aquí es distinta de la de allí, menos explosiva (se rió con ganas) y entonces empezó a trabajar en una fábrica..."

(Después se empeñó en convencerme de que yo debía operarme los ojos para quitarme la miopía, que su hija se ha operado y está muy contenta...

"Medio ciega estaba, y como tenía una gafas cuadradas con cristales más gordos que el culo de un vaso, tuve que comprarle lentillas. Cada vez que quería salir con las amigas, se ponía como loca porque no encontraba las lentillas y yo a buscar las lentillas, que no es fácil, porque son así de chiquitas...Pero tú opérate, que vas a ver las cosas de otra manera. ¿Es que tienes miedo o es que no tienes dinero? Mira que nosotros para salir por ahí a cenar y eso no tenemos dinero, pero para operaciones, que no falte. ¿Sabes qué vas a hacer?... Cuando las mellizas vayan a la escuela, lo que dejes de pagar a la guardería, lo ahorras y en tres o cuatro meses, ya tienes para la operación..."

Y así se me pasó el día, venga contarme cosas, sin parar de hablar (eso sí, sin dejar de trabajar ni un momento).

Deberían haber más personas con ese gusto por la vida.