jueves, 4 de marzo de 2010

166. A. o donde el humor se hizo carne.

Me he pasado unas buenas cuatro horas de reír con A., la mujer que limpia mi casa los jueves. Está casada con M. y es madre de siete hijos y tiene, como se dice en mi pueblo, "muchos tiros pegaos".  Tiene mucho sentido del humor y le gusta reírse, sobre todo, de sí misma. Hoy me contaba de cuando fue a visitar a su hermano a Nueva York, uno de los pocos viajes que ha hecho en su vida (aparte de los que hizo para escapar con vida de Kosovo a Turquía y de allí a Bélgica donde pudieron regularizar su situación).

"Mi hermano me quiso hacer un regalo, por agradarme y me llevó de tiendas por la Quinta Avenida".

- "Elige lo que quieras, que te quiero hacer un regalo".

"Yo miré los escaparates y me gustó un bolso. Entré en la tienda y pregunté cuanto costaba el bolso y el empleado me dijo:

- Diez mil dólares.

"Y entonces me dió por reír y riendo salí por la puerta de la tienda sin despedirme del empleado que se quedó mirándome con cara extraña".

Y siguió contando, mientras planchaba:

"Hace unos meses me dice M.:

- "Con un dinerito que tengo ahorrado vamos a hacer un viaje. ¿A donde te gustaría ir?
- "No hemos ido nunca a ningún lado así que lo mismo da".

"Porque, bueno, - me dice- hemos estado en Kosovo, a ver a la familia, pero eso no es viajar, eso es ir de visita"

- "Pues entonces, ¿qué te parece Egipto?.
- "¿Egipto? Me vas a sacar de mi casa para ir a ver momias"

"Porque yo he visto en la tele - me dice - que en Egipto hay momias, ¿no?".

(Yo no pude aguantarme la risa y ella rió conmigo).

- "Pues entonces ¿que quieres?.
- "No sé, a mí me gustaría hacer un crucero".
- "Y ¿cuanto cuesta un crucero?"
- "Pues no sé, aquí tengo un folleto de uno que cuesta 6000 Euros".
- "¿6000 Euros?...Tu estás mal de la cabeza".
- "Oye, pues no haber preguntado".

"Porque yo soy feliz con nada - dice- pero si me preguntan que qué quiero, pues yo digo lo que quiero"...


"Y ahí donde lo ves, que siempre está sin afeitar y lleno de mugre y con la ropa sucia, cuando lo conocí ponía un pañuelo allí donde se sentaba por no mancharse el traje, siempre tan fino, impecable".

(De verdad que no me lo imaginaba, pues no lo he visto limpio en los tres años que vivo enfrente de él pero lo que no me imaginaba es lo que me contó después cuándo le dije que era una suerte que M. fuese tan mañoso).

"Pues no siempre fue así. Cuando llegamos de Kosovo aquí, no sabía hacer nada y lo tuvo que aprender todo desde cero. M. era profesor de Química allí pero cuando llegó aquí no pudo ejercer de profesor, supongo que porque la Quimica de aquí es distinta de la de allí, menos explosiva (se rió con ganas) y entonces empezó a trabajar en una fábrica..."

(Después se empeñó en convencerme de que yo debía operarme los ojos para quitarme la miopía, que su hija se ha operado y está muy contenta...

"Medio ciega estaba, y como tenía una gafas cuadradas con cristales más gordos que el culo de un vaso, tuve que comprarle lentillas. Cada vez que quería salir con las amigas, se ponía como loca porque no encontraba las lentillas y yo a buscar las lentillas, que no es fácil, porque son así de chiquitas...Pero tú opérate, que vas a ver las cosas de otra manera. ¿Es que tienes miedo o es que no tienes dinero? Mira que nosotros para salir por ahí a cenar y eso no tenemos dinero, pero para operaciones, que no falte. ¿Sabes qué vas a hacer?... Cuando las mellizas vayan a la escuela, lo que dejes de pagar a la guardería, lo ahorras y en tres o cuatro meses, ya tienes para la operación..."

Y así se me pasó el día, venga contarme cosas, sin parar de hablar (eso sí, sin dejar de trabajar ni un momento).

Deberían haber más personas con ese gusto por la vida.

1 comentario:

  1. Yo creo que hay muchas personas con ese gusto por la vida, el problema es que no nos paramos a escucharlas y aprender de ellas.

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