(La imagen es la del edificio de bomberos de Overijse (Bélgica), donde ocurrieron los hechos que han inspirado esta historia.
Volviendo de llevar a mis mellizas a la guardería veo un grupo de cuatro vehículos de la policía en la carretera de Bruselas. Me quedo mirando, aprovechando que el tráfico está atascado, como siempre a esa hora. De repente, un estruendo de sirenas y dos camiones de bomberos me adelantan a gran velocidad. Al llegar a la altura del lugar donde estan los vehículos, veo que se trata de la tienda de bricolaje donde habitualmente me proveo de materiales para mis chapuzas. Y entonces lo veo: un hombre se apea del camión rojo, y en menos tiempo de lo que cuesta contarlo, se coloca una máscara antigás, se encaja un casco en la cabeza y agarrando la manguera que un compañero ha probado previamente se mete a la carrera en una nave a oscuras, cubierta de humo y llena de pinturas, maderas, disolventes, pegamentos, lejías, y toda clase de substancias tóxicas.
Volviendo de llevar a mis mellizas a la guardería veo un grupo de cuatro vehículos de la policía en la carretera de Bruselas. Me quedo mirando, aprovechando que el tráfico está atascado, como siempre a esa hora. De repente, un estruendo de sirenas y dos camiones de bomberos me adelantan a gran velocidad. Al llegar a la altura del lugar donde estan los vehículos, veo que se trata de la tienda de bricolaje donde habitualmente me proveo de materiales para mis chapuzas. Y entonces lo veo: un hombre se apea del camión rojo, y en menos tiempo de lo que cuesta contarlo, se coloca una máscara antigás, se encaja un casco en la cabeza y agarrando la manguera que un compañero ha probado previamente se mete a la carrera en una nave a oscuras, cubierta de humo y llena de pinturas, maderas, disolventes, pegamentos, lejías, y toda clase de substancias tóxicas.
Con dos cojones.
Yo no sé lo que gana este hombre, pero una cosa es segura: que tiene el valor por profesión y que se merece hasta el último euro de su nómina.
En el periódico leo que el incendio,ha tenido poca consecuencia debido a que uno de los empleados, con un extintor, ha impedido que las llamas se propaguen al falso techo, y ha mantenido el fuego a raya hasta que han llegado los bomberos (afortunadamente el cuartel de bomberos está muy cerca).
Este hombre, en cuya cara se leía aún el susto que había pasado, estaba a la puerta, vestido con el uniforme de la empresa. Él, y sus otros compañeros, son la razón por la que acudo a esta tienda en lugar de a otras. Porque es amable y profesional. En su trabajo, hace lo que tiene que hacer y aunque no tiene el valor como profesión, ha demostrado que es valiente cuando es necesario.
Unos grandes, otros chicos, pero héroes todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario