martes, 12 de junio de 2012

244. El que pierde y se ríe...

Mi abuelo contaba que su padre le decía con frecuencia que: "el que pierde y se ríe, no tiene vergüenza". Algo semejante se podría decir de quien pierde y presume de haber ganado ante todos los que han visto su derrota.

Después de lo ocurrido el fin de semana, le cabía a nuestro presidente el orgullo de haber hecho lo que ha podido, dadas las circunstancias y la humildad del que ha encajado una derrota honrosa. Las condiciones de "la línea de crédito para el Fondo de Reestructuración Ordenada de la Banca" (que en Irlanda, Portugal y Grecia se llamó intervención, esa es la ventaja de que el español tenga un vocabulario tan rico) son aparentemente mejores (a juzgar por las peticiones de los países mencionados de renegociar el acuerdo) de lo esperado, pero no es la situación como para presumir. Yo he experimentado toda mi vida la concesión de un préstamo como un mal necesario y una situación potencialmente peligrosa. La concesión de una línea de crédito de 100.000 millones de euros debería experimentarla nuestro presidente (y todos los españoles, que somos, al fin y al cabo, los avalistas de dicha línea de crédito) como una enorme responsabilidad y un arma muy peligrosa en manos irresponsables. Sin embargo, usada juiciosamente, una línea de crédito te da tranquilidad de espíritu pues sabes que, si las cosas se tuercen tienes un colchón para poder aguantar. Y al fin y al cabo, solo pagas, salvo por una pequeña cantidad, cuando la utilizas.

Pero presumir de lo que ha pasado el fin de semana, en la manera grotesca que lo ha hecho Rajoy, equivale al portero que presume de haber parado un penalty después de haber recibido siete goles. O al niño que vuelve a casa y presume de haberle dado un carazo en el puño a otro niño. "Cuando me han dado un puñetazo en la cara, yo he presionado mucho". Me podría hartar de hacer metáforas y no sería la situación más ridícula. Me gustaría pensar que ha sido una metedura de pata, al sentirse acorralado por la pregunta del periodista. De verdad, me gustaría pensarlo, pero me cuesta.

Como mucho, podría haber hablado de una situación de equilibrio. Como mucho podría hablar de un acuerdo que soluciona un problema gravísimo, dándonos un poco de tiempo. Como mucho podría hablar de que no nos han goleado. Como mucho, de que ha conseguido las mejores condiciones posibles para España, DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS. En todo caso se podría decir que las cosas han ocurrido más o menos como el Gobierno de España quería, pero cuando la Unión Europea quería porque la Unión Europea no podía esperar a que Rajoy tomase la decisión de pedir auxilio cuando las cosas se hubiesen deteriorado hasta el punto de no retorno, por el efecto de arrastre del empeoramiento de la crisis griega tras las elecciones.

Se podrían decir muchas cosas...pero no se puede presumir de la derrota que supone reconocer que la falta de control sobre la banca española ha llevado a España a una situación de incapacidad de ordenar sus asuntos sin ayuda externa. El alcohólico no puede empezar a presumir de que ha solucionado su problema de alcoholismo el dia en que la asociación de Alcohólicos anónimos decide prestarle dinero para el tratamiento de desintoxicación. Eso no es más que el comienzo de un largo periodo lleno de dificultades, dudas, recaídas y frustraciones. Un período oscuro y difícil en el que los españoles necesitan un líder un poco más sólido que lo que Rajoy ha demostrado ser hasta ahora.

Dicho esto, tengo que reconocerle algo a Rajoy: como farolero no tiene precio. Ha llevado con su papel de Don Tancredo a la Unión Europea a una situación límite. Haciendo de la debilidad virtud, se ha convertido en algo parecido a un niño que amenaza a su padre con suicidarse: "Rescátame tú si quieres, pero yo no te voy a pedir el rescate". El niño amenaza al padre con suicidarse y el padre, consciente de que el suicidio del niño, podría destrozar a toda la familia, accede parcialmente a las exigencias del niño. Eso es chantaje, tiene un precio y es una deuda que, contrariamente a lo que pasa con "la línea de crédito", no se puede pagar con dinero.

1 comentario:

  1. Es que aquí se ha perdido la referencia que das:

    "Yo he experimentado toda mi vida la concesión de un préstamo como un mal necesario"

    Que te concedan un crédito no es un éxito, es la demostración del fracaso de que necesitas un crédito.

    Porque además ese mal es necesario si es inversión, si es para algo necesario que te hará crecer y podrás pagar.

    Créditos para pagar deuda, que es en lo que estamos, es un fracaso. Que el fracaso tenga condiciones más o menos duras es secundario.

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