Hoy hemos tenido visita en casa: los padres de una compañera de clase de una de mis hijas. Ha sido una velada agradable y llena de buen humor.
Me doy cuenta de que siempre que he invitado a alguien o alguien me ha invitado a su casa, ha sido una velada agradable y llena de buen humor.
Entonces, ¿por qué no lo hago más veces?
Aunque sólo sea por lo reluciente y ordenada que estaba la casa para recibir a estos amigos, o por lo bonito que estaba el jardín lleno de juguetes y de niños (seis en total). O por lo divertido que ha sido cocinar una trucha al horno y que me digan que es la trucha más rica que jamás han comido.
Hace unas semanas (si encuentro la fuente la reflejaré aquí) publicaba un periódico holandés un estudio sobre a qué dedican el tiempo libre los nacionales de distintos países. El estudio revelaba que, curiosamente, los españoles que presumimos de hospitalarios, no destacamos precisamente por dedicar mucho tiempo a recibir o visitar a familiares y amigos. Sí dedicamos mucho tiempo a ver la televisión y a navegar por internet. ¿Los campeones de las relaciones sociofamiliares?: los turcos.
Yo, personalmente, tengo la intención de aumentar el porcentaje de tiempo que dedico a visitar y ser visitado.
Porque me lo paso estupendamente.
Pues podias haber empezado por lo que prometiste que ibas a hacer, ¿o era una declaración retórica?.....
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