martes, 17 de noviembre de 2009

115. Entender y prevenir la violencia infantil. Drogas.


Dado que hay mucha gente que encuentra simpático el consumo de drogas e incluso que aboga por su legalización he de suponer que la conexión entre drogas y violencia (o delincuencia ya que en nuestra sociedad la violencia se considera un delito salvo cuando la ejerce la autoridad dentro de los límites que establece la ley) no está para todo el mundo tan clara como lo está para mí.

Esta conexión se establece mediante tres modelos:

1. El modelo psicofarmacológico. La droga produce una modificación en la conducta que hace que determinadas personas, a raíz del consumo de drogas, se vuelvan irritables e irracionales y cometan delitos especialmente violentos: agresión, violación, homicicio, etc. Un estudio realizado en doce áreas urbanas de los Estados Unidos muestra que el 70% de los presos cometieron su delito bajo la influencia de las drogas. Especialmente significativa es la relación entre el consumo de crack y la violencia contra los niños: en el 80% de los casos de maltrato infantil con resultado de muerte, el agresor (normalmente el padre o la madre) estaba bajo la influencia del crack.

2. El modelo económico. Los consumidores de droga necesitan mucho dinero porque la droga (por ser un producto ilegal) es costosa. El delito se realiza con el propósito de conseguir dinero. En este punto, las drogas más relevantes son la cocaína y la heroína, no sólo por su alto coste sino también porque son tremendamente adictivas por lo que han de comprarse con frecuencia.

3. El modelo sistémico. Este modelo explica la violencia intrínseca al tráfico ilegal de substancias. Esta criminalidad es especialmente violenta y sus fines son: establecer, expandir o proteger los territorios de venta; imponer la jerarquía dentro de las bandas; el robo a distribuidores y la venganza posterior, la eliminación de "chivatos" y el cobro de deudas de droga.

Quienes abogan por la legalización de las drogas se enfocan en los modelos económico y sistémico: si la droga es legal, será barata y nadie tendrá que robar para conseguirla y, por otro lado, las guerras de la droga no tendrán más importancia que las guerras de precios entre los supermercados. Este enfoque tiene varios puntos débiles:
1. Siempre quedará un reducto de ilegalidad muy importante ya que existe un mercado en el que la legalización es moralmente imposible: la venta de droga a menores de edad. Como se suele decir: los niños son el futuro...también de los vendedores de droga.
2. Damos por supuesto que los señores de la droga pasarán, de la noche a la mañana de capos de la mafia a honrados hombres de negocios.
3. Damos por supuesto que no existen otros intereses que generan resistencia a la legalización de la droga distintos a los de los cárteles.
4. El consumo de drogas, por sí mismo, degenera al individuo y a su entorno, con independencia de si va asociado o no con la violencia y la delincuencia.
5. El acceso libre, fácil y barato a la droga aumentaría de forma muy significativa los actos violentos relativos al modelo psicofarmacológico, haciendo difícil la convivencia.


¿Y cómo participan los niños de esta relación entre la violencia y la droga? Pues están presentes en todos los modelos;

1. El consumo de drogas genera situaciones violentas que puede convertir a los niños tanto en víctimas como en verdugos.
2. Un niño enganchado a la droga comenzará por quitar dinero a los padres para luego convertirse en delincuente cuando sus necesidades monetarias aumenten.
3. Las bandas y las mafias no esperan a que los niños cumplan la mayoría de edad para reclutarles. Las bandas y las mafias son organizaciones delictivas cuyo lenguaje es la violencia. Una vez dentro aprenderá a hablar ese nuevo lenguaje rápidamente y ya se sabe que el lenguaje que se aprende de chico, nunca se olvida.

En nuestra sociedad occidental, si no hubieran drogas, no habría prácticamente razones para la violencia y la delincuencia. Una sociedad sin drogas se empieza a construir en casa, diciendo "No".

Próxima entrada: "No".

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