La mejor manera de evitar el infierno es, claro está, ser ateo. En un mundo sin religión, sin virtud ni pecado, sin Dios ni Satanás, no hay lugar para el cielo ni el infierno.
Sin embargo, hay siempre algo a lo que nos tenemos que enfrentar los humanos, los creyentes y los ateos: la muerte. Momentos antes de morir, toda nuestra vida pasará ante nuestros ojos (eso dicen quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte) y la persona que hemos sido, mirará de frente a la persona que podríamos haber sido. Y la vergüenza que muchos de nosotros vamos a padecer en ese momento, quemará mucho más que el fuego de la caldera de Pedro Botero.
A tiempo estamos.
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Hace 6 horas
Nuestro críticos más duros... somos nosotros mismos.
ResponderEliminarAsí que, te daré la razón.
Un saludo
A veces me gustaría creer para hacerme más fácil ese tránsito hacia la muerte. Pero no, elegí el camino más duro, el de pensar que tras mi extinción sólo habrá vacío y tal vez ni eso, entre otras cosas porque ya no seré consciente de nada.
ResponderEliminarFuego Infumable...me tienes abandonado
ResponderEliminarTe quiero comentar que me acaban de dar un premio.
No es que sea muy amigo de estas cosas, pero aseguraban que si no lo pasaba antes de 72 horas, la pilila se me caeria a pedazos, o sea que...por si acaso
Despues de la presión a la que me ha sometido tu primo, el de la escopeta, he decidido que seas uno de los receptores
Si tienes un momento, te pasas por mi rincón y recoges tu parte (No es en metálico)
Un abrazo