jueves, 10 de enero de 2013

272. Atención al cliente.

Leo la noticia de un anciano que hace sus compras diariamente en la carnicería de Houtman en la calle Hobbema de La Haya. El día 7 de Enero, el carnicero cae en la cuenta de que hace varios días que no lo ve y decide llamar por teléfono a su casa. Al no obtener respuesta, decide acercarse a su domicilio: nadie responde. Preocupado, avisa a la Policía. La Policía entra en la casa y se encuentra al anciano agonizando. Se había puesto tan enfermo que ni siquiera podía llegar al teléfono. Los bomberos sacan al anciano de su casa (parece ser que no podían sacarlo por las escaleras) y una ambulancia lo lleva al hospital. El carnicero ha salvado la vida de su cliente que, cuando se recupere, seguirá comprando sus chuletitas y su salami en la carnicería Houtman. 

Una de las ventajas del pequeño comercio es que la atención al cliente es esencial. El pequeño comercio no puede competir en precio, pero sí puede competir en la atención personal (que no personalizada), a cada uno de los clientes, con los que el tendero establece una relación muy estrecha. La atención al cliente no tiene necesariamente que realizarse en grado heroico, como en este caso, pero está claro que, para el tendero de la esquina, cada cliente es una fuente de ingresos IMPORTANTÍSIMA, por lo que tiene que mimar a y preocuparse de cada uno de sus clientes

Yo, personalmente, mientras pueda permitirmelo, prefiero comprar donde me llaman por mi nombre. Una tienda donde me echen de menos cuando no vaya, donde me pregunten por la familia y donde me reciban con una sonrisa, un chascarrillo o un chiste, como el panadero que me trae el pan a casa, que es un pitorrero. Cuando llego a un nuevo pueblo, me hago siempre un recorrido por las tiendas y al cabo de unos días ya tengo una lista de mis proveedores favoritos. Aquí compro el pan, allí la leche, allí la carne, allí el pescado, allí la pintura, allí los cuadernos y los lápices para mis hijas y allí la ropa y los zapatos. De alguna manera pienso que mi dinero está mejor usado si sirve para que los hijos del tendero puedan estudiar donde quieran que si sirve para engordar los beneficios multimillonarios de una multinacional.

Aunque me cueste todo un poco más.

4 comentarios:

  1. Eso intento yo también: para la carne, la fruta y los artículos de papelería ya tengo mis tenderos habituales, todos algo más caros que las grandes superficies.

    Pero para la ropa me es imposible, no están abiertos cuando me viene bien (al contrario que los anteriores, que abren todos de lunes a domingo). Así que cada vez compro más ropa y calzado por la red (es verdad que cada vez compro menos ropa, pero los niños cada vez más).

    Y es que cuando termino de trabajar a las 18h o las 18:30 no voy a coger el coche y plantarme en el centro de Málaga a comprar, tragándome un atasco y volviendo a casa a las 21 sin haber estado con mi familia. Sin embargo, un domingo por la mañana, por ejemplo, sería perfecto: a menudo llevmos a los niños a un teatro mañanero o similar, antes de las cañas o de comer, y ya que estamos, podría comprar un libro, o probarme unos vaqueros o una camisa. Pero no, todo cerrado por decreto ...

    Pues muy bien, ellos sabrán. Pueden afearme mi modo de vida tanto como quieran, pero no van a hacer que les vuelva a comprar en la vida si no me dan oportunidades reales de comprarles.

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  2. En Holanda existen los llamados "koopavonden" (tardes de compras) y "koopzondagen" (domingos de compra). Esos días las tiendas están abiertas hasta tarde o abren los domingos (poniéndose de acuerdo con la hostelería) para que la gente que trabaja pueda hacer sus compras también en el pequeño comercio.

    Entiendo lo de la ropa, y también que compres mucho a través de internet: es cómodo y, en ocasiones, barato. Por otro lado, el placer de encontrarte en una pequeña tienda a un profesional amable y dedicado (en lugar del dependiente inexperto, mal pagado, malhumorado y poco profesional que te encuentras en las grandes superficies) bien vale con frecuencia la incomodidad del viaje a la tienda.

    Los tenderos no tienen que olvidar nunca que cada vez es más incómodo para sus clientes el seguir siéndolo. Y, por ello, tienen que hacer que comprar en sus tiendas sea una experiencia especial por la que merezca la pena volver. Y por esa experiencia especial, estarán dispuestos a pagar un sobreprecio.

    Buenos días, Don Pedro. Muchas gracias por su comentario, ;-)

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  3. El problema es que muchas veces las grandes superficies se están comiendo al pequeño comercio. Sólo en pueblos y en determinados barrios de las grandes ciudades se conserva ese comercio de "estar por casa"... y lo digo por lo cercano y familiar.
    Un abrazo

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    1. En las ciudades también es posible. Yo he vivido en Córdoba, Madrid, Bruselas y Amsterdam. Y una de las ventajas que yo veo en comprar en tiendas es que el tendero te fideliza con amabilidad y no con una tarjeta de cliente con puntos canjeables.

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