Las noticias:
1. El 12 de julio de 2011, un matrimonio escocés, fue premiado con 185 millones de euros en el mayor premio de la historia de Euromillones. El matrimonio lo celebra haciendo un viaje a algunos países lejanos y, como única extravagancia conocida, comprando un palco del Futbol Club Barcelona.
2. A principios de 2012, el CEO de Anheuser-Busch InBev recibe un bonus de 133 millones de euros. Lo celebra brindando ante la prensa con una cerveza que NO produce su empresa, concretamente una Heineken.
Cuando alguien, por casualidad, acierta la exacta combinación de cifras del sorteo de Euromillones, la gente acude a la administración de lotería donde se selló el boleto, donde hay fiesta. Allí está la prensa, las cámaras de la televisión, e incluso personas que no tienen nada que ver con el premiado, celebran la suerte del afortunado. Los periódicos, entonces, aconsejados por sicólogos y por la Policía, deciden ser discretos y no revelar la identidad de los afortunados a menos que ellos lo quieran, para evitar que dichas personas sean acosadas tanto por la prensa, como por conocidos, asociaciones, ONGs, iglesias y para protegerles de posibles extorsionadores e incluso de los bancos. Y se llenan los periódicos de páginas en las que personas famosas y anónimas son entrevistadas con la pregunta: "¿Y qué haría usted con todo ese dinero?" Y hasta llega a ser noticia de portada de los principales telediarios y en los programas de cotilleo, se habla sobre el tema. Y la gente sueña, que soñar es gratis, que darían una vuelta al mundo, o que comprarían este o aquel vehículo deportivo o que se harían una lujosa casa en la playa, con vistas al mar. La mayoría de las personas, después de esto, seguirían sin saber que hacer con el resto de los 180 millones, porque quien no está acostumbrado a manejar estas magnitudes no se hace una idea de lo difícil que es gastar 185 millones de Euros. No falta quien dice que el dinero no lo es todo y que la felicidad no se escribe con muchos ceros detrás.
Pero si un chico de humilde cuna se esfuerza para hacerlo lo mejor posible en la escuela y tras años de trabajo duro, de aguantar a gente desagradable y de pasarse largas noches sin dormir haciendo presentaciones en powerpoint, consigue llegar a ser el máximo gestor (Chief Executive Manager) de la cervecera más grande del mundo y recibe, como premio por una gigantesca reducción de la deuda de la empresa, un pequeñísimo porcentaje de los enormes beneficios que él, a base de cebada, levadura y hojas de cálculo, ha conseguido para su empresa, todo el mundo se cree con derecho a tirarse al cuello "de ese hijoputa."
Yo siempre me he preguntado por qué esto es así, sin encontrar la respuesta. Hoy, leyendo el artículo de Guillaume Van de Stighelen en el periódico De Morgen, del que he tomado una parte para escribir esta entrada, he visto la luz.
Muchas personas, en su fuero interno, abrigan la esperanza de que es posible, para ellos, aunque la probabilidad es casi despreciable, ganar un premio de la lotería de muchos millones de euros. Pero conseguirlo a base de esfuerzo, talento y superación solo está al alcance de unos pocos. Y eso hace que la gente reviente de envidia.
Tengo la esperanza de que algún día se celebrarán los éxitos ajenos basados en el esfuerzo y la superación como se celebran los premios de lotería, pero creo que para eso, los años que la Biblia dice que vivió Matusalén serán pocos. Así que mi esperanza es tan vana como la de que me toquen cien millones de euros a la lotería, teniendo en cuenta que nunca juego.
1. El 12 de julio de 2011, un matrimonio escocés, fue premiado con 185 millones de euros en el mayor premio de la historia de Euromillones. El matrimonio lo celebra haciendo un viaje a algunos países lejanos y, como única extravagancia conocida, comprando un palco del Futbol Club Barcelona.
2. A principios de 2012, el CEO de Anheuser-Busch InBev recibe un bonus de 133 millones de euros. Lo celebra brindando ante la prensa con una cerveza que NO produce su empresa, concretamente una Heineken.
Cuando alguien, por casualidad, acierta la exacta combinación de cifras del sorteo de Euromillones, la gente acude a la administración de lotería donde se selló el boleto, donde hay fiesta. Allí está la prensa, las cámaras de la televisión, e incluso personas que no tienen nada que ver con el premiado, celebran la suerte del afortunado. Los periódicos, entonces, aconsejados por sicólogos y por la Policía, deciden ser discretos y no revelar la identidad de los afortunados a menos que ellos lo quieran, para evitar que dichas personas sean acosadas tanto por la prensa, como por conocidos, asociaciones, ONGs, iglesias y para protegerles de posibles extorsionadores e incluso de los bancos. Y se llenan los periódicos de páginas en las que personas famosas y anónimas son entrevistadas con la pregunta: "¿Y qué haría usted con todo ese dinero?" Y hasta llega a ser noticia de portada de los principales telediarios y en los programas de cotilleo, se habla sobre el tema. Y la gente sueña, que soñar es gratis, que darían una vuelta al mundo, o que comprarían este o aquel vehículo deportivo o que se harían una lujosa casa en la playa, con vistas al mar. La mayoría de las personas, después de esto, seguirían sin saber que hacer con el resto de los 180 millones, porque quien no está acostumbrado a manejar estas magnitudes no se hace una idea de lo difícil que es gastar 185 millones de Euros. No falta quien dice que el dinero no lo es todo y que la felicidad no se escribe con muchos ceros detrás.
Pero si un chico de humilde cuna se esfuerza para hacerlo lo mejor posible en la escuela y tras años de trabajo duro, de aguantar a gente desagradable y de pasarse largas noches sin dormir haciendo presentaciones en powerpoint, consigue llegar a ser el máximo gestor (Chief Executive Manager) de la cervecera más grande del mundo y recibe, como premio por una gigantesca reducción de la deuda de la empresa, un pequeñísimo porcentaje de los enormes beneficios que él, a base de cebada, levadura y hojas de cálculo, ha conseguido para su empresa, todo el mundo se cree con derecho a tirarse al cuello "de ese hijoputa."
Yo siempre me he preguntado por qué esto es así, sin encontrar la respuesta. Hoy, leyendo el artículo de Guillaume Van de Stighelen en el periódico De Morgen, del que he tomado una parte para escribir esta entrada, he visto la luz.
Muchas personas, en su fuero interno, abrigan la esperanza de que es posible, para ellos, aunque la probabilidad es casi despreciable, ganar un premio de la lotería de muchos millones de euros. Pero conseguirlo a base de esfuerzo, talento y superación solo está al alcance de unos pocos. Y eso hace que la gente reviente de envidia.
Tengo la esperanza de que algún día se celebrarán los éxitos ajenos basados en el esfuerzo y la superación como se celebran los premios de lotería, pero creo que para eso, los años que la Biblia dice que vivió Matusalén serán pocos. Así que mi esperanza es tan vana como la de que me toquen cien millones de euros a la lotería, teniendo en cuenta que nunca juego.
Ya....
ResponderEliminarEl problema es que esa casuística que tú apuntas se debe de dar en Paises bárbaros...y no todos
En el resto del orbe conocido, los mandamases pertenecen a sagas y cuando entra un outsider se lo procuran fumigar, y para ejemplos unos cuantos...
Ya sabes mi dicho (Que todo el mundo me ha copiado sin pagar nunca un mísero royalty...)
"Desde Viriato nos gobiernan los mismos hijoputas"
Joder, Kikás, te arrogas la propiedad más patentes que Microsoft, que quería patentar el doble clic. Eso que dices se ha escrito de muchas al menos desde Cervantes, y algunas de ellas mencionando al propio Viriato.
ResponderEliminarEsta previa es para darte la razón: aqui tenemos una casta económica bastante endogámica.
De todas formas, los que conocen bien los Estados Unidos (o sea todos nosotros que hemos nacido y crecido bajo su imperio) dicen que allí no es así. Recuerdo un capítulo de “El Ala Oeste” en el que el presidente (demócrata) está defendiendo el impuesto de sucesiones para ricos y su equipo calcula el impacto electoral que le supone en los diferentes grupos demográficos. Para sorpresa y enojo de muchos, los estudios dicen que es también muy impopular entre los negros, a pesar de que sólo un porcentaje ínfimo de ellos se verían afectados por la tasa, y en teoría se verían beneficiados por los servicios que podrían pagarse con ella. Discuten lo irracional que resulta hasta que caen en que rechazan los impuestos a millonarios porque, aunque no lo sean, tienen la ilusión de llegar a serlo, les gusta pensar que tienen el mismo potencial que cualquiera.
ResponderEliminar@ No sé si desde Viriato, pero desde la Revolución Industrial, seguro.
ResponderEliminar@ Pedro. En el caso del Impuesto sobre Sucesiones, hasta la persona más humilde aspira a crear suficiente riqueza a lo largo de su vida como para que sus hijos se peleen por ella. ;-)
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