martes, 20 de diciembre de 2011

221. Usufructo y nuda propiedad.

El precio de todo objeto material se compone de la suma del precio de mercado de los dos derechos que emanan del mismo: el usufructo y la nuda propiedad. El usufructo es el único que produce utilidad, goce y disfrute. Es el verdadero valor del objeto. La nuda propiedad, sin embargo, es la parte mostrenca del objeto, en realidad no sirve para absolutamente nada, a no ser que pueda alguno de ustedes ver la utilidad, el goce, el disfrute y el valor de tener algo y no poder utilizarlo, su valor, por lo tanto, en un mercado racional, debería tender a cero.

Toda crisis económica comienza cuando las personas adquieren en masa objetos materiales que realmente no les producen un aumento en la utilidad, el goce, el disfrute equivalente al precio que pagan por ellos. Dado que el verdadero valor de un objeto material es su uso y disfrute, la crisis económica es el resultado de la inflación de la nuda propiedad.

Voy a poner un ejemplo fácil de entender: Cuando alguien alquila una casa paga, a precios de mercado, por el uso de la misma. Cuando alguien compra una casa, paga por el uso (equivalente al uso de quien alquila) y por ese componente difuso que es la nuda propiedad. En el momento en que se paga más por la hipoteca de una casa que lo que se paga por el alquiler de una casa equivalente, la diferencia que estamos pagando es el servicio de la nuda propiedad de la casa. No hay síntoma más evidente de que se está produciendo una burbuja económica que el hecho de que se paga demasiado por la nuda propiedad.  En España, durante muchos años se ha producido un fenómeno que, ocurriendo a la vista de todo el mundo, parece mentira que nadie se haya dado cuenta de lo peligroso que era: se ha llegado a pagar hasta cuatro veces más por la hipoteca de una vivienda en propiedad que por el precio de alquiler de una vivienda equivalente, es decir, que el precio de la nuda propiedad, que debería tender a cero, era hasta tres veces superior al precio de mercado del usufructo. Un ejemplo evidente de la deficiente educación financiera de la población que estaba pagando un alto precio por algo carente de valor.

Y ¿cómo es posible que tantos millones de personas ignoren algo tan evidente? Pues como en todas las cosas, porque la ignorancia de este principio tan fundamental de la economía beneficia a determinadas personas, empresas o instituciones que se han asegurado de que, de forma consciente o inconsciente (a veces basta con "deformar" adecuadamente a una persona para que se convierta en un esbirro y aún crea que está obrando el bien), nuestros políticos nos convenzan de que el derecho a una vivienda digna es realmente el derecho a poseer una vivienda digna. Como consecuencia de ello y con el fin de asegurar el ejercicio de ese derecho a poseer una vivienda digna, habrán millones de personas dispuestas a pagar un alto precio por la nuda propiedad de la vivienda (algo que, como he dicho anteriormente, apenas tiene valor intrínseco), creando un mercado especulativo a partir de una idea equivocada para beneficio de banqueros, constructores, agentes de la propiedad inmobiliaria, especuladores y, como olvidarlo, las diversas instituciones públicas que cobran impuestos de este intercambio de aire cocido.

2 comentarios:

  1. Creo que tu análisis falla por una sencilla razón: No estás trasladando la amortización al importe que pagas mensualmente.

    Quicir, el precio que pagas de alquiler lo pagas durante el tiempo que tienes el uso de la casa. Mientras que la hipoteca la pagas durante x meses y luego dejas de pagar pero sigues disfrutando la casa en propiedad.

    Claro, esto es la teoría, sobre hipotecas de casas con precios lógicos y plazos de pago de 10 ó 15 años. En la práctica, las hipotecas de 40 ó 50 años hacen que palmes -y por tanto dejes de disfrutar la casa- antes de terminar de pagar.

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  2. Para cerrar el círculo de tu análisis, para que alguien pueda alquilar una vivienda y disfrutar de su uso, otro debe disponer de una propiedad (vivienda alquilada) que no usa o disfruta.
    La mentalidad del tener ha sido siempre superada por la del usar.

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