martes, 24 de junio de 2014

285. Para llenar una bañera, lo primero es poner el tapón.

Me dice mi amigo A. que llevaba varios meses dándole vueltas a la idea de qué hacer para sacar un poco más de rentabilidad a los cuatro euros mal contados que ha conseguido ahorrar después de años de trabajo y sacrificios. Dice que mira habitualmente todos los sitios web de los cuatro bancos en que tiene cuenta corriente y que ninguno da más de un 1,5%, o sea, que si el depósito es de 10.000 euros, el rendimiento bruto máximo que obtiene es de 150 euros anuales, a lo que hay que descontar los impuestos del 21%, es decir, que obtiene 150*0,79=118,5 euros anuales. Dice también que en un banco le han ofrecido un fondo de inversión que ha producido una media del 4,5% de rendimiento en los últimos cinco años, pero él no se fía porque eso supone asumir un riesgo.

Y a base de mucho mirar y estudiar, se ha dado cuenta de que los gastos de tener abierta una cuenta corriente, con su tarjeta de débito, su banco en línea y su tarjeta de crédito es de 120 euros anuales de media y ha visto la luz. De repente, se ha dado cuenta de que si cierra tres de las cuatro cuentas corrientes que tiene y se queda sólo con una, los gastos anuales se reducen en 360 euros y, de repente, la "rentabilidad" anual de su dinero se cuadruplica. Es decir, igual que con el fondo de inversión, pero sin asumir riesgo alguno y libre de impuestos.

La rentabilidad del dinero que no gastas es siempre mayor que la del dinero que obtienes de la inversión ya que el Estado, de momento, grava el aumento de ingresos pero no la reducción de gastos.

La reducción de gastos tiene, por supuesto, un límite que es el mínimo básico para sobrevivir, pero muchas personas no son conscientes de que pueden reducir sus gastos sin que su nivel de vida sufra merma alguna.

Como decía mi abuela: "para llenar una bañera, lo primero es poner el tapón".

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