miércoles, 30 de mayo de 2012

241. La administración da ejemplo...de morosidad.

El año pasado, el Gobierno del PP de Castilla la Mancha, propuso a sus acreedores que solicitaran un préstamo en la Caja Rural al 5% de interés, con la garantía de la deuda que Castilla la Mancha tiene con ellos. Según mi amigo Kikás lean aquí parece que ni la propia administración acepta sus facturas impagadas como garantía de pago.

Esto podría suponer que la Caja Rural puede, en puridad, establecer también que las facturas que Castilla la Mancha debe a sus acreedores tampoco sirven como garantía del préstamo que otorgó a los acreedores de la Comunidad de Castilla la Mancha. Y si desaparece el colateral, en teoría, la Caja Rural podría exigir la devolución inmediata e integra del préstamo, con lo que el acreedor de la administración regional puede encontrarse con que, además de no cobrar de la administración regional, tiene una deuda vencida con la Caja Rural.

La situación es fantástica. Especialmente si pensamos que Castilla la Mancha no es la única administración que ha hecho esto.

Que la administración exija el pago de intereses por la deuda de IVA de un sujeto pasivo, cuando es acreedora a ese mismo sujeto pasivo por una cantidad superior, es un contrasentido (creo que alguien con menos pelos en la lengua diria que es una golfada). En realidad el administrado podría dar por pagada la deuda bien neteando si se trata de la misma administración, bien endosando a la administración reclamante el derecho de cobro sobre otra administración u organismo públicos, si se tratase de administraciones distintas.

O bien, estableciendo un principio de equidad con la Administración Tributaria que habitualmente puede "secuestrar" los ingresos de un empresa, (por ejemplo, cuando un sujeto pasivo tiene una deuda vencida con la administración y emite una factura a un tercero), el acreedor de la Administración Tributaria podría reclamar los ingresos de la recaudación impositiva directamente a los ciudadanos, que son deudores de la Administración Tributaria.

Además de esto, quien emitiese una factura a la administración debería estar autorizado a incluir en la misma una cláusula por la que la cantidad a pagar se incrementase en un determinado porcentaje por cada mes de retraso.

Además la administración debería premiar a las empresas y particulares que paguen sus impuestos por adelantado (eso y no otra cosa son las retenciones a cuenta del impuesto) con una reducción de la deuda tributaria.

El resultado de estas prácticas sería que las diversas administraciones harían lo imposible por pagar a tiempo, lo que prevendría que haya empresas, como ocurre ahora mismo en España, que tienen que cerrar por el retraso en los pagos de las diversas administraciones, sin que les quepa siquiera, el recurso a la reclamación de intereses. Es decir, que la administración no solo no ayuda a mejorar la situación económica en la parte baja del ciclo económico sino que contribuye a profundizar la crisis. Es una especie de keynesianismo a la inversa, provocado por olvidar que Keynes decía que la administración debe ahorrar en los tiempos buenos para poder contrarrestar el ciclo económico en los tiempos malos. El modelo keynesiano, por lo tanto, es el de la hormiga, no el de la cigarra. Aunque esto, amigos, es ya otra historia.

3 comentarios:

  1. Eso se podría hacer si fuese una relación de igual a igual pero con la Administración es una relación de... siempre salido jodido el mismo.
    Un abrazo

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  2. Pues habrá que exigir una relación de igual a igual. Porque yo, personalmente, ya estoy harto de la incoherencia de la Hacienda Pública española, que premia a los malos y castiga a los buenos. Me tengo apuntada una entrada al respecto.

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