viernes, 18 de septiembre de 2009

62. Ser agradecido.

Yo soy creyente, católico para más señas. Cierto que a mi manera. Me olvido más veces de las que quisiera reconocer de ir a misa los domingos y mi conducta, ciertamente, no se rige siempre por los diez mandamientos. Pero no me olvido de rezar. En mi casa no va nadie a la mesa o a la cama sin antes rezar una oración para agradecerle a Dios que tenemos todo lo que necesitamos.

En la mesa rezamos en español y en holandés. La oración holandesa es sencilla y corta: "Heer zegen deze spijzen, amen". (Señor, bendice estos alimentos, amén). En español, me alargo un poco más: "Te damos gracias Señor por estos alimentos, por la salud y por la abundancia de que disfrutamos, dáselos a quien no los tiene y a nosotros hambre de tí".

Rezamos en casa y cuando vamos a un restaurante, cuando nos visita la familia y cuando recibimos a amigos. Estamos, somos agradecidos por cuanto somos y tenemos. Y es nuestra creencia que lo debemos a la generosidad de Dios.

Si luego resulta que Dios no existe y todo, en realidad, es obra de la casualidad universal, digo yo que al Universo no le importará que le llamemos Dios.

4 comentarios:

  1. Por alusiones, he comido-cenado contigo más de las veces que soy capaz de recordar. En la vida hemos rezado. ¿Será porque respetas mis no-creencias?

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  2. No rezáis porque cuando coméis juntos caéis en el pecado: la gula, la avaricia (¿pagas tú o pago yo?), la pereza (¿quién se levanta mañana después de este pedalín?), la lujuria (los masajes de la Paqui), la ira (¡me debes una invitación, paga, moroso!), la envidia (¡y yo mañana a aguantar a mis clientes, y tú, a casita tranquilo con "tus labores"), la soberbia (¿has visto esos cara mongos de al lado, lo que nos vamos a reír a su costa para luego contarlo en el blog?).
    Ya ves, no se puede dar gracias a dios por estar presto al pecado. Si acaso, gracias por tener amigos con los que divertirse para contarlo y generar envidia... ¡Otra vez pecado!

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  3. Más que los masajes de la Paqui, la sonrisa de la cantante del año pasado en Amsterdam. Todavía sueño con ella (la sonrisa)

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  4. Claro que respeto tu creencia. No creer en nada también es una forma de creencia pues tampoco puede demostrarse la no-existencia de Dios.

    Es cierto que nunca hemos rezado juntos. Salvo quizás cuando murió Ken Going, quien por cierto era una persona muy religiosa (y practicante).

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