Cuando yo hice la mili me entregaron una especie de ficha en la que se valoraban las distintas cualidades personales necesarias para ser un buen soldado. Ahí se valoraban la puntualidad, la disciplina, el esfuerzo y no se cuantas cosas más. Pero me llamó la atención que el último punto no se valoraba. Al llegar a la casilla del "Valor", ésta estaba ya estaba rellena con la mención "Se le supone". Es decir, que se da por supuesto que un soldado español es valiente. A ningún mando, por alta que fuera su escala, se le ocurrió nunca hacer un estudio del valor de los soldados, para evitarse las consecuencias de los resultados de dicho estudio, a saber: el tener que decidir qué hacer con los soldados cobardes.
Esta historia viene al caso porque ayer leí en un periódico que un investigador de una universidad holandesa ha iniciado un estudio sociológico para averiguar si el libre albedrío existe realmente. Y para apoyar su estudio, ha recibido una subvención de la Unión Europea de €1.500.000 (sí, no me he equivocado añadiendo ceros de más, es un un millón y medio de euros).
Es mi modesta opinión, todo lo modesta que puede ser una de mis opiniones, habría que suspender de empleo y sueldo tanto al investigador como al funcionario que aprobó la subvención. No porque considere que es una investigación innecesaria ni porque considere que subvencionar tal estudio es un despilfarro (antes habría que meterle mano a tantos despilfarros...) sino por la intrísca peligrosidad del estudio mismo. Al igual que el normal funcionamiento del ejército se basa en la suposición de que el soldado es valiente al ser humano se le debe suponer el libre albedrío. Realizar un estudio sociológico para averiguar si existe el libre albedrío es una irresponsabilidad enorme.
Porque si el estudio demostrará que sí, que el ser humano es libre de decidir lo que hacer con su vida y, por lo tanto, responsable de sus acciones y por ello, debe cargar con las consecuencias, la Unión Europea habrá despilfarrado €1.500.000 en una gilipollez (una gota en el océano) pero nuestra estructura social no se vería afectada. Pero si ocurriera que el resultado del estudio es que el libre albedrío no existe, que todo está determinado de antemano y que haga lo que haga y decida lo que decida el ser humano, pasará lo que tenga que pasar (o lo que Dios quiera, para entendernos entre personas educadas en el cristianismo), ¿con que cara va un juez a condenar a quien ha cometido un delito?, ¿quién le afeará su comportamiento al chaval de diecisiete años que apuñale a su padre por que no lo deja salir más allá de las cuatro de la mañana? ¿o bajo que cargos va a detener la policia a un político corrupto si su comportamiento ya está determinado desde la "Gran Explosión"?.
Y esto es un riesgo muy grande que hay que evitar a toda costa. Mejor sería que nos dejáramos de estudios sociológicos peligrosos y supusieramos, que como al soldado el valor, al ser humano el libre albedrío se le supone.
Por la cuenta que nos tiene.
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