lunes, 5 de julio de 2010

187. El infierno.

La mejor manera de evitar el infierno es, claro está, ser ateo. En un mundo sin religión, sin virtud ni pecado, sin Dios ni Satanás, no hay lugar para el cielo ni el infierno.

Sin embargo, hay siempre algo a lo que nos tenemos que enfrentar los humanos, los creyentes y los ateos: la muerte. Momentos antes de morir, toda nuestra vida pasará ante nuestros ojos (eso dicen quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte) y la persona que hemos sido, mirará de frente a la persona que podríamos haber sido. Y la vergüenza que muchos de nosotros vamos a padecer en ese momento, quemará mucho más que el fuego de la caldera de Pedro Botero.

A tiempo estamos.

186. Deutchland über alles.

No, no tiene que ver con el campeonato mundial de futbol: del que, hasta ahora, sólo he visto precisamente el Alemania-Argentina y el España-Paraguay. Y no será porque no me están metiendo por los ojos, el orgullo de los habitantes de ese pequeño reino llamado Reino de los Países Bajos (en realidad debió traducirse por Reino de las Tierras bajas), que acaba de cepillarse a la arrogante Brasil (futbolísticamente hablando, claro).

Tiene que ver con una pequeña historia que me han contado.

Tras la Guerra Mundial de 1939-1945 y dada la enorme destrucción que habia sufrido el país alemán, muchos niños alemanes huérfanos, fueron llevados a los Países Bajos para ser educados allí. En una clase de primaria, los niños son invitados a cantar una canción frente a toda la clase. La niña alemana, también. Entonces aquella niña alemana, en una clase llena de niños holandeses, ante la atenta mirada de la profesora, canta a pleno pulmón: "Deutschland über alles", el himno del país que ha sometido a los Países Bajos a sangre y fuego durante los últimos cinco años. El mismo país que ha reducido a cenizas y cascotes la hermosa ciudad de Rotterdam, a sólo cinco kilómetros de allí


¿Orgullo aleman? ¿Provocación? ¿Insulto?.

En realidad, la niña quiso agradar y quedar bien ante sus compañeros de clase y ante su profesora. Esa niña había sido jaleada, aplaudida, besada y abrazada por sus padres, familiares, amigos e instructores durante los últimos tres años justo después de cantar "Deutschland über alles". Y como quería quedar bien, cantó esa canción.

Y ahora, sesenta y cinco años más tarde, algunos ancianos, que guardaban un recuerdo odioso de aquella niña, caen en la cuenta. Más vale tarde que nunca.

Los holandeses se preparan para gritar "ik wil mijn fiets terug" ("Devolvedme mi bicicleta", en referencia a los soldados alemanes que robaban bicicletas en los pueblos de la frontera para huir a Alemania ante el imparable avance de los Aliados), por si acaso, la selección española de futbol no consigue derrotar a la alemana. Un partido Nederland-Deutschland es siempre algo más que un partido. A pesar de que han pasado sesenta y cinco años desde que aquella niña cantase "Deutschland über alles" y setenta del Bombardeo de Rotterdam.

P.D.: Por cierto, que no escucharemos en ningún sitio la expresión "Deutschland über alles" por muchos partidos de la selección alemana que veamos.  La explicación en el siguiente artículo. Corrección política, que se llama.